Cada vez circulan más expectativas sobre una vacuna para curar el coronavirus o COVID-19. Las publicaciones se han referido al Interferón Alfa 2b Humano Recombinante (IFNrec), de tecnología cubana, como si se tratase de una solución a esta pandemia.
Lo de "vacuna" o "cura" resulta engañoso...
Los interferones son proteínas producidas y secretadas de forma natural por las células, ante la presencia de patógenos como virus, bacterias, parásitos y tumores. Tienen función antiviral e inmunomoduladora.
A partir de los años 80 comenzó su producción en varios países, para aplicarlos en el tratamiento de leucemia, melanoma maligno, linfoma folicular, sarcoma de Kaposi (asociado a inmunosupresión por VIH) y ciertos tipos de verrugas genitales. También es conocida su efectividad en el tratamiento de la hepatitis B y C.
En 1981, los médicos cubanos produjeron un interferón a partir de leucocitos, es decir, a través de donaciones de sangre, para reforzar el tratamiento del dengue. Para 1986 pudieron producir el Interferón Alfa 2b Humano Recombinante, que permite obtener interferones a mayor escala, a partir de bacterias.
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Efecto en el sistema inmune
El Heberon Alfa R (nombre comercial del medicamento producido en el laboratorio BioCubaFarma ) suple las deficiencias de interferón que ocasiona el nuevo coronavirus, de modo que fortalece el sistema inmunológico de los pacientes.
“Administrar el interferón desde fuera podría ser una aproximación correcta en medio de la gama de tratamientos que se están utilizando”, indicó Marta Ayala, vicepresidenta del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), de Cuba.
Desde luego, el Heberon Alfa R ha levantado interés mundial debido a que todavía no existe un medicamento exacto para el COVID-19. El director de BioCubaFarma confesó haber recibido muestras de interés por parte de países de las regiones de América Latina y el Caribe, Europa, África y Asia.
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