La piel que es el órgano más extenso de nuestro cuerpo, además de tener múltiples funciones vitales como la protección contra organismos externos (virus, bacterias), la regulación de la temperatura, entre otras; constituye un complejo sensitivo y ornamento de belleza que nos mantiene en comunicación con todo lo que nos rodea.
Nuestra piel está compuesta de varios elementos fundamentales, como las fibras de colágeno, elastina y tejido conectivo, las cuales permiten que la piel se mantenga elástica, suave y firme.
Históricamente el envejecimiento de la piel se ha dividido en dos:
Intrínseco: es de carácter hereditario, no puede modificarse y depende del tiempo, como el aparecimiento de canas, pérdida de pelo, arrugas finas, pérdida de tejido graso, piel seca y pálida; procesos que pueden originarse por cambios fisiológicos y hormonales como se presentan en la menopausia.
Extrínseco: es causado por factores externos completamente modificables tales como la exposición a radiación ultravioleta, principalmente el sol, la gesticulación, posturas al dormir, estrés físico y psicológico, mala nutrición, el tabaco y alcohol. Suele manifestarse a través de las manchas cafés, presencia de arañas vasculares, flacidez, cambios en la textura que dan aspecto a la piel de pergamino.
La mejor forma de evitar el envejecimiento es prevenirlo. Hoy en día hay mayor tendencia a las formas conservadoras o no invasivas de rejuvenecimiento, muchas veces a través de la aplicación de sustancias que eviten el deterioro y regeneran la piel.
Los filtros solares son la principal medida para prevenir el daño de la piel ocasionado por la luz. Debe ser siempre parte de la rutina de los cuidados de la piel, utilizar un protector solar cada cuatro horas que sea de amplio espectro, es decir que proteja tanto contra rayos ultravioleta tipo A como B.
Existen diversas sustancias que hidratan, regeneran la piel y combaten el envejecimiento como lo son el madecassoside, la neurosensina, el ácido hialurónico, el ácido glicólico y la vitamina C pura. De todos ellos, los retinoides constituyen uno de los principales componentes para prevenir y tratar eficazmente tanto el envejecimiento intrínseco como el extrínseco mediante diversos mecanismos:
• El engrosamiento de la epidermis.
•Promueve la producción y disminuye la degradación de colágeno.
•Modula la expresión de genes involucrados en la diferenciación y proliferación celular.
•Disminuye la presencia de arrugas y manchas.
•Homogeniza o empareja el tono de la piel.
•Mejora el estado de hidratación y firmeza.
Los retinoides, al producir una renovación celular más acelerada pueden provocar leve irritación como efecto secundario, sin embargo, las nuevas formulaciones como el retinol están diseñadas para ser toleradas por la mayoría, con efectos secundarios mínimos o nulos. Es siempre recomendable que estos medicamentos se apliquen durante la noche.
Por Dra. Donatella Petrocelli
Dermatóloga
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