El 5% de la población padece algún trastorno de la voz. El frío, los gritos, la contaminación ambiental y sónica, hablar en exceso o cantar con técnicas inadecuadas son algunos de los enemigos de la voz.

La voz es un recurso sumamente valioso. El medio de comunicación más utilizado, herramienta de trabajo para muchos profesionales e instrumento natural y perfecto para expresar las emociones y opiniones. Ese sonido se produce cuando el aire pasa a través de la laringe y las vías respiratorias superiores. Aunque no lo parezca, se trata de un recurso limitado que requiere cuidados y es particularmente importante dado que casi tres de cada 10 personas han experimentado problemas vocales, según datos de la Academia Estadounidense de Otorrinolaringología y Cirugía de Cuello y Cabeza.

Francis Sánchez de Losada, presidenta de la Sociedad Venezolana de Otorrinolaringología, también tiene unas estadísticas al respecto: El 5% de la población sufre algún trastorno de la voz que requiere atención médica. De esa población, hay un grupo más susceptible a padecer de estos problemas. Por ejemplo, estadísticas de esta Sociedad, indican que los maestros y profesores tienen una prevalencia de un 22,5%, seguido por los locutores, cantantes y periodistas, entre otros que utilizan la voz como instrumento de trabajo.

Enfermedades que afectan la voz

El trastorno de la voz más frecuente es la disfonía, una alteración de la voz que puede ser congénita o aparecer en un momento determinado de la vida por un mal uso o a causa de lesiones anatómicas u orgánicas. La disfonía puede manifestarse en alteraciones del tono de la voz (demasiado agudo o grave), la intensidad (la voz se debilita) o el timbre (se hace más ronco).

La afonía, por su parte, es la pérdida total de la voz que puede ser causada por hemorragias o por laringitis, que no es otra cosa que la inflamación de las cuerdas vocales por infecciones virales recogidas por vías respiratorias.

El reflujo de ácido del estómago en la garganta puede dar lugar a diversas molestias como ronquera, problemas al tragar y dolor de garganta. Es un trastorno de difícil diagnóstico ya que la mitad de los pacientes que padecen este reflujo no tienen ardor, un síntoma que tradicionalmente acompaña a este padecimiento estomacal.

Otro trastorno puede ser el de la parálisis de las cuerdas vocales que puede ocurrir en una o ambas y provocan que la persona tenga dificultad al tragar y, por supuesto, hablar. Puede ocurrir a causa de traumatismos en la cabeza o en el cuello, derrames cerebrales, tumores, cáncer de la tiroides o el pulmón, infecciones virales, entre otras.

La papilomatosis laríngea, o la aparición de tumores dentro de la caja de la voz, cuerdas vocales o el conducto del aire desde la nariz a los pulmones, a causa del Virus de Papiloma Humano.

Comenta Sánchez que la patología benigna más frecuente en relación a las cuerdas vocales es la presencia de nódulos, que se sitúa entre un 17 y 24%, mayoritariamente en mujeres. Mientras que en hombres, es más frecuente la aparición de pólipos o ampollas, en una proporción de cuatro a uno.

La papilomatosis o quistes malignos pueden generar en un cáncer de laringe, el cual provoca un cambio en el tono, volviéndose ronco y áspero; dificultad al tragar y respirar, dolor de oído o la presencia de un bulto en el cuello; síntomas que diagnosticados de forma temprana garantiza que el tratamiento quirúrgico o radioterápico obtenga un porcentaje de curación superior al 90%.

Enemigos de la voz

Hay muchos factores que juegan en contra de la salud vocal. Un ambiente muy ruidoso y con gran contaminación sónica, como cafés, discotecas, restaurantes e incluso autobuses y estaciones de tren contribuyen a que se fuerce la voz más de la cuenta.

Sostener largas conversaciones con una intensidad o tono superior al normal o con rapidez, forzar la vocalización, gritar, carraspear y toser en exceso, o cantar con una técnica inadecuada provoca lesión al aparato fonador.

El efecto del frío natural o del aire acondicionado también es muy dañino, pues irrita las cuerdas vocales. Lo recomendable es evitar la exposición directa al aire y si es posible humidificar y filtrar el mismo.

Las bebidas frías y el tabaco también pueden irritar las mucosas de la laringe e inflamar las cuerdas vocales, que pierden así su capacidad vibratoria y propician que la voz se resienta y sea afectada.

Cuidados a la mano

Muchos de los padecimientos relacionados con la voz se pueden prevenir con cuidados muy básicos y hasta simplemente teniendo buenos hábitos de vida. Sánchez los resume en nueve recomendaciones:

1. Evitar el ruido del medio ambiente porque obliga a elevar el tono de voz.

2. Hablar con las posibilidades de cada uno, con una postura y voz adecuada, sin agotar todo el aire de los pulmones y sin que se noten las venas del cuello.

3. Evitar tóxicos como el tabaco, polvo, gases nocivos y otros irritantes.

4. Mantener una buena hidratación, ingiriendo entre 8 a 10 vasos de agua (sobre todo si se debe hablar más de cuatro horas diarias que es la capacidad media de fonación).

5. Evitar el aclaramiento de la garganta.

6. Dormir las horas suficientes.

7. No gritar.

8. Mantener alejadas las tensiones psicológicas que aumentan el grado de contracción de las cuerdas vocales.

9. En relación a los niños se aconseja que los adultos no hablen fuerte o griten en presencia de ellos, porque estos tienden a imitarlos y que respeten su turno de palabra cuando hablan con ellos, porque si no éstos reaccionan gritando. Así mismo evitar que el niño imite sonidos con emisiones gluturales o roncas.

Fuente: esteticaysalud.com.ve