Victoria Prooday, una terapeuta ocupacional con amplia experiencia en la infancia, escribió un interesante artículo titulado “La tragedia silenciosa que afecta a los niños de hoy”, donde revela cuales son los principales desafíos que deben enfrentar los padres a la hora de educar a sus hijos.
Ella explica que dicha tragedia, afecta directamente el comportamiento de los pequeños, que tienen una carga mental y emocional con la que es complicado lidiar a temprana edad, tanto para los padres como para el niño.
Prooday realizó algunos estudios previos que revelan cifras alarmantes; de acuerdo a los resultados 1 de cada 5 niños tiene problemas mentales, sorprendente es que muchos padres consideran esos comportamiento como berrinches cuando el origen es más profundo.
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, que impacta el desarrollo social y cognitivo de la persona que lo padece ha incrementado 43% en los niños.
De igual forma, la depresión en adolescentes ha aumentado un 37% y se ha se ha duplicado la tasa de suicidio en niños de 10 a 14 años.
Pero, ¿qué está ocurriendo? Para Prooday, los únicos responsables, son los padres de los menores. Hoy en día, prefieren llenarlos de objetos tecnológicos o regalos que no proporcionan una infancia sana, no estimulan la creatividad y los convierte en personas cómodas.
Otro de los efectos que atrae “las tragedias de la infancia”, son las atareadas rutinas de sus padres, que no dedican suficiente tiempo o no invierten momentos de calidad con sus hijos. A veces es necesario escapar juntos al parque o crear un ambiente agradable en casa, lejos de los objetos que los separan, aparatos tecnológicos y apostarle a esas actividades que se han dejado atrás,
Uno de los consejos de Prooday a los padres, está basado en los límites. La experta ha identificado que muchos padres cometen el error de dar todo a sus hijos, por eso recomienda que antes de comprar lo que los niños piden, se haga una evaluación de que tan necesario es o que puede aportar a su desarrollo.
Cambiar las rutinas y el comportamiento es posible, pero se debe incluir una buena comunicación, un mundo más real y la intervención de los padres.