La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado nuevas directrices para luchar contra la hepatitis B, enfermedad a la que califica de "pandemia" y considera que no se hace lo necesario para erradicarla.
Cada año, la hepatitis viral causa 1,4 millones de muertes, y de ellas, 650.000 se deben a dolencias generadas directamente por el virus de la hepatitis B.
La hepatitis es la inflamación del hígado, causada en la mayoría de los casos por una infección vírica causada por cinco virus principales: A, B, C, D, E.
Los más peligrosos son los tipos B y C porque son los que pueden desencadenar cirrosis y cáncer de hígado.
Se calcula que unos 240 millones de personas en el mundo conviven con el virus B y un 30 % corren el peligro de desarrollar cirrosis o cáncer de hígado, porque dos terceras partes de ellos desconocen que conviven con la enfermedad, dado que nunca han sido diagnosticados.
Actualmente existen fármacos muy eficaces y se ha demostrado que con medicación se evitan en un 80 % los casos de cáncer de hígado, que es el segundo más mortífero, tras el de pulmón.
Ante este hecho, la OMS ha elaborado el documento presentado hoy con nuevas directrices para ayudar a los países a implementar políticas sanitarias para luchar contra esta enfermedad.
"La hepatitis B es una pandemia, a la que la falta de compromiso o de recursos ha hecho que esté casi olvidada. Por ello, son necesarias acciones en el terreno para enfrentar este problema", afirmó en rueda de prensa Gottfried Hirnschall, director del departamento de SIDA de la OMS y supervisor del área de hepatitis.
"Las directrices son fáciles y adaptadas a las condiciones de los países de ingresos medios y bajos, que son los que tienen más prevalencia de la enfermedad", aseguró, a su vez, Philippa Easterbrook, del Programa Mundial de Hepatitis de la OMS.
Las directrices explican cómo cuidar al enfermo, determinan quién debe obtener el tratamiento, qué medicinas usar y cómo vigilar a largo plazo.
También se recomienda, por ejemplo, usar pruebas de diagnóstico no agresivas, dar prioridad a los enfermos de cirrosis, usar tenofivir y entecavir como los medicamentos más eficaces para tratar la hepatitis B crónica y hacer pruebas regulares para detectar el cáncer de hígado.
Las medicinas mencionadas están disponibles en su versión genérica y cuestan menos de 4,7 euros por persona por mes.
La hepatitis A y E se contrae tras haber ingerido agua o comida contaminada, mientras que los virus B, C o D aparecen por contacto con fluidos corporales tras haber compartido una jeringuilla, recibido una transfusión de sangre o por transmisión sexual, entre otros.
Para los virus A y B hay vacunas, y desde que se implementó la recomendación de inmunizar a todos los niños contra el virus B, el 74 % de los menores en el mundo la han obtenido.
En el caso de la hepatitis B la madre también puede transmitir al hijo el virus, por lo que se recomienda la vacunación del recién nacido.