Los principales factores de riesgo cardiovascular están asociados al estilo de vida –dieta inadecuada, sedentarismo, consumo de tabaco y alcohol– y, por lo tanto, se pueden modificar. La prevención de lasenfermedades cardiovasculares debe comenzar durante la infancia porque, como revela un nuevo estudio publicado en Circulation: Cardiovascular Quality and Outcomes, la salud cardiovascular puede empezar a deteriorarse a temprana edad, y esto tendrá repercusiones muy negativas durante la adultez.
En la investigación, liderada por Donald M. Lloyd-Jones, profesor de medicina preventiva en la Escuela de Medicina de Chicago (EE.UU.), han participado 8.961 niños estadounidenses con edades comprendidas entre los 2 y los 11 años, en los que se analizaron el tipo de dieta, el IMC (índice de masa corporal), y los niveles de colesterol y tensión arterial.
Los resultados demostraron que ninguno de los niños tenía todos los parámetros correctos, y que menos del 1% seguía una dieta equilibrada. El 30% de los pequeños tampoco tenía un peso adecuado, y el 40% de ellos presentaba niveles de colesterol elevados. La tensión arterial era apropiada en la mayoría de los casos.
Los investigadores descubrieron que más de la mitad de los menores tomaba una cantidad excesiva de bebidas azucaradas, menos del 10% consumía la cantidad necesaria de fruta, verdura o pescado, y hasta el 90% de ellos ingería más sal de la recomendada por laAsociación Americana del Corazón.
Como ha explicado Leandro Plaza, presidente de laFundación Española del Corazón, la alimentación infantil influye directamente sobre la obesidad, un problema que cada vez se asocia más a enfermedades como la hipertensión y el colesterol al llegar a adultos, por lo que la prevención cardiovascular debe empezar cuanto antes y basarse sobre todo en la dieta. El experto añade que además de educar a padres e hijos para que aprendan a comer mejor, es indispensable que la industria alimentaria se comprometa a elaborar productos más sanos.
Fuente: webconsultas.com