La cicatrización es un proceso dinámico e interactivo en el que participan elementos de la piel y tejidos, así como de la sangre; el objetivo principal de la cicatrización es favorecer un cierre rápido y obtener una cicatriz funcional y estéticamente satisfactoria.
La piel es la barrera protectora contra el medio ambiente. La pérdida de su integridad como resultado de lesión o enfermedad desencadena un complejo proceso destinado a reparar los tejidos dañados, el cual se denomina cicatrización.
Las fases de la reparación de las heridas ocurren de forma secuencial, pero para su comprensión, se dividen en:
Fase I
Hemostasia: es inmediata a ocurrir la lesión en la piel, la cual es ricamente vascularizada, el daño en los vasos sanguíneos desencadena la respuesta inicial cuyo objetivo es la formación del coágulo o tapón hemostático.
Fase II
Inflamatoria: dura de 0 a 4 días. Se caracteriza por la migración de neutrófilos a la herida encargados de limpiar el tejido lesionado y activar la cascada de coagulación e inflamación. Lo que clínicamente en la piel se observa como enrojecimiento, inflamación, calor y dolor.
Fase III
Fibroblastica de granulación: llamada también proliferativa dura de 5 a 40 días. Es la fase en donde se reparan los tejidos a través de los fibroblastos y otras células madres, que forman tejido conectivo, nuevos vasos sanguíneos y regeneran el epitelio en las heridas.
Fase final
Maduración o remodelación: Tiene lugar desde el día 40 hasta varios años (en promedio seis meses en adultos y más en niños). Se caracteriza por el ordenamiento del tejido colágeno nuevo y desaparición de los capilares neoformados. Clínicamente podemos observar una cicatriz blanda y aplanada, con escaso o nulo eritema y el paciente refiere disminución paulatina de la sensación de picazón de la herida.
Existen factores que prolongan o entorpecen la cicatrización
Pueden ser propios a la persona o externos. Entre los propios los que más afectan son el sobrepeso, la edad avanzada, alteraciones en la circulación; enfermedades crónicas como diabetes, estrés o infecciones sobreagregadas. Las causas de tipo externo pueden ser el uso prolongado de esteroides tópicos u orales, inmunodepresores (metrotexate, antirretrovirales, etc.) hormonas, quimioterapia y radioterapia.
A pesar que la cicatrización cutánea es un proceso reparativo complejo, el nuevo tejido no recupera el 100 % de la fuerza de tensión. Más su función de barrera puede ser restaurada en su totalidad y esta característica es en la que la industria farmaceútica con productos ricos en complejos minerales como zinc, cobre y magnesio, además de Madécassoside lanza al mercado para acelerar el proceso natural de reconstrucción de la barrera cutánea.
DRA. KATIA MARÍA PARADA CUNZA
Dermatología y Pediatría.
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