Vivimos en un mundo competitivo, donde somos constantemente etiquetados y calificados; y quizás una de las etiquetas más añoradas es la de ser una persona inteligente. Las calificaciones y el desempeño académico suelen ser la muestra tangible de esta, pero con el paso de los años conforme los análisis se hacen a mayor profundidad nos damos cuenta que en las diferentes áreas de la vida ser “inteligente” ya no es suficiente, y es porque hemos ligado tradicionalmente el concepto de inteligencia con habilidades numéricas o de memoria dejando de lado otro tipo de facilidades y aptitudes
En reuniones cotidianas con viejos conocidos o amigas, nos surge la pregunta de por qué aquella persona que no sobresalía académicamente en nuestra institución educativa es ahora una de las que posee más éxito, y aun que seguramente en la respuesta estarán involucrados más de un factor es posible que uno de los más influyentes sea el de la inteligencia emocional.
La Inteligencia emocional es definida por Salovey y Mayer como: la habilidad para manejar los sentimientos y emociones propios y de los demás, de discriminar entre ellos y utilizar esta información para guiar el pensamiento y la acción.
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Es decir que entre mejor reconoces tus emociones y las de los demás, tus acciones y reacciones jugarán a tu favor, y tus relaciones con otras personas mejoraran; lo cual te abrirá muchas puertas, tanto en tu vida profesional y social como en la personal.
Esto hace la diferencia en una entrevista de trabajo, en cómo te proyectas cuando eres evaluado si deseas una beca, en la forma en cómo eliges tu pareja o en cómo te relacionas con ella y con tus hijos e hijas. También tiene influencia en la cantidad de oportunidades que se te presenten o en que cualquier amistad piense en ti al aparecer alguna buena oportunidad. En fin los ejemplos pueden ser muchos, pero si alguna vez has escuchado el dicho de que “el mundo es de los vivos” y has concluido que hay algo de verdad en esta tradicional y popular sabiduría, entonces es posible que hayas estado a un paso de descubrir la importancia de la inteligencia emocional.
Para el beneficio de todas y todos la inteligencia emocional es algo que puede cultivarse y mejorar con el paso del tiempo, la clave está en abonar habilidades como la empatía, el autocontrol, la expresión de ideas y sentimientos (eso de: “no es lo que digas sino como lo digas”), resolución de conflictos y la capacidad de potenciar ambientes sanos y agradables.
Por ello, para aterrizar y convertir esto en algo práctico y accesible, te sugerimos los siguientes 4 puntos que pueden servirte para incrementar tu inteligencia emocional:
1. Conoce a tu persona más que a ninguna otra
Para todas las áreas de tu vida cuestionarte constantemente sobre ti te ayudará a crecer y a aprender de tus vivencias, por ejemplo pregúntate si actuaste de la mejor manera para resolver una dificultad, pregúntate además por qué la resolviste de esa forma y si eso esta relacionado con tus emociones en ese momento etc. Algo que completará este ejercicio es que en la medida de lo posible intentes responderte con honestidad, no te mientas solo para sentir un poco de tranquilidad, sincérate y habla crudamente contigo; pero también no temas alagarte y asumir éxitos cuando son tuyos.
2. Se asertivo para resolver conflictos
Ser una persona asertiva es saber hacer y decir lo que pensamos, de una forma respetuosa, franca y clara en el momento y la manera adecuada. Si durante un conflicto tomas en consideración los puntos, ideas y sentimientos de la contra parte, además de los tuyos, y con eso buscas llegar a una conclusión de una forma participativa y no impositiva, tendrás en tus manos una de las claves para vivir feliz y en paz.
3. Busca la mejor cara de las cosas y practica la resiliencia
Estoy consciente de que hay eventos en nuestras vidas que son dolorosos y desoladores, sin embargo estos no se pueden evitar y todos y todas tendremos en algún punto que vivirlos, por ello es necesario que se cultive la resiliencia que es la capacidad de un individuo para sobreponerse a períodos de dolor emocional y problemáticas, por ello en cuanto hayas dejado sentir tus emociones, dale un giro a la situación y busca las ganancias de las experiencias, siempre hay más de una; y se flexible contigo y tus objetivos, no temas buscar soluciones innovadoras o inclusive metas nuevas si es necesario.
4. Sal de tu zona de confort
Conoce nuevos lugares y personas, dale oportunidad a situaciones que no has experimentado; nuevos trabajos, temas de estudios, hobies y demás formas de crecimiento; lo que puede implicar leer libros, hablar con personas o inclusive ir a terapia, quien dijo que los profesionales en psicologías atienden personas “locas” definitivamente no tienen idea del trabajo que se realiza mayoritariamente en esta profesión, en conclusiòn dale oportunidad a nuevas experiencias que te hagan crecer como persona.
Por
Fátima Baldovinos
Psicóloga
Contacto:7023-0477