Las autoridades paquistaníes comenzaron a exigir un certificado de vacunación de la polio a todos los viajeros que salgan de Pakistán, una medida recomendada por la ONU ante el alarmante crecimiento de esa enfermedad en todo el mundo.
Un alto rango del Ministerio paquistaní de Salud, bajo condición de anonimato, aseguró al diario local Express Tribune que en 24 horas todos los puestos de vacunación, tanto en hospitales como aeropuertos, deberían estar en pleno funcionamiento.
El Ministerio distribuyó una circular a los gobiernos de cada una de las provincias del país asiático para que se comprometan a certificar que toda persona que salga de Pakistán, independientemente de su edad, casta o credo, esté vacunado.
A inicios de mayo la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó la medida ante el alarmante incremento de casos en el país (61 hasta ese momento frente a los 91 de 2013) y la evidencia de que el país se ha convertido en el mayor foco mundial de infecciones.
La OMS realizó la recomendación de la vacuna obligatoria para Pakistán -país en el que, como en Afganistán y Nigeria, este mal aún aún es endémico-, Camerún y Siria, tres países de los que hay evidencias de que han exportado el virus recientemente.
Pakistán se ha convertido en un quebradero de cabeza para los organismos sanitarios internacionales por la expansión del virus a otros países donde la enfermedad estaba erradicada y que pasaron de registrar 5 casos en 2012 a 224 el año pasado.
La OMS ha confirmado casos recientes de polio con cepas procedentes de Pakistán en países como Siria, Israel, Palestina o Egipto.
El imparable ascenso del número de personas infectadas está muy relacionado con la imposibilidad de vacunar a cientos de miles de niños en el cinturón tribal del noroeste paquistaní, en especial en la región de Waziristán del Norte.
El principal obstáculo para la lucha contra la polio en Pakistán es la serie de ataques armados contra los vacunadores y sus escoltas a cargo de grupos integristas, que este año ya han acabado con la vida de unas veinte personas relacionadas con la inmunización. En 2013 murieron otras 30.
Aunque los talibanes no suelen reivindicar estas acciones, grupos afines a ellos y con base en el cinturón tribal fronterizo con Afganistán empezaron en 2012 a cometer ataques armados contra los trabajadores sanitarios.
Entre otros argumentos, los integristas alegan que la campaña contra la polio forma parte de un complot occidental para esterilizar a los musulmanes y que los vacunadores trabajan como espías para la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de EEUU.
La semana pasada la CIA anunció el establecimiento de una norma de trabajo por la que se compromete a no volver a usar en sus operaciones falsas campañas de vacunación, como ocurrió hace tres años durante la búsqueda del líder de Al Qaeda Osama bin Laden. EFE