El estrés ocurre cuando te enfrentas a una situación nueva, impredecible o amenazante, y no sabes si podrás manejarla con éxito. Cuando estás estresado física o emocionalmente, tu cuerpo entra en modo de lucha o huida. El cortisol se precipita a través de tu sistema, indicándole a tu cuerpo que libere glucosa. La glucosa, a su vez, proporciona energía a los músculos para que estés mejor preparado para luchar contra una amenaza o huir. Durante este subidón de cortisol, tu frecuencia cardíaca puede aumentar, tu respiración puede volverse rápida y puedes sentirte mareado o con náuseas.
Permanecer en ese estado elevado no es bueno ya que los altos niveles de cortisol pueden exacerbar condiciones de salud como enfermedades cardiovasculares, diabetes y problemas gastrointestinales crónicos, según la Clínica Cleveland. El estrés también puede causar o contribuir a la ansiedad, irritabilidad, falta de sueño, abuso de sustancias, desconfianza o preocupación crónica, y más.
Hay muchas formas de combatir el estrés. Mantener una rutina diaria, dormir lo suficiente, comer alimentos saludables y limitar el tiempo de consumo de noticias o participación en las redes sociales, con algunas de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. También ayuda mantenerse conectado con los demás y emplear prácticas relajantes como la meditación y la respiración profunda. Sin embargo, una de las herramientas más exitosas es la actividad física.
Numerosos estudios avalan el efecto positivo del ejercicio sobre el estrés. La actividad física, y especialmente el ejercicio, redujo significativamente los síntomas de ansiedad en un estudio publicado en Advances in Experimental Medicine and Biology, por ejemplo. De manera similar, un estudio de Frontiers in Psychology de estudiantes universitarios encontró que participar regularmente en ejercicios aeróbicos de intensidad baja a moderada durante seis semanas ayudó a aliviar sus síntomas depresivos y el estrés percibido.
La razón por la cual el ejercicio es tan efectivo para eliminar el estrés es bastante simple. El ejercicio hace que tu cuerpo produzca más endorfinas, que son neurotransmisores que mejoran tu estado de ánimo. El movimiento también combate los niveles elevados de cortisol, la hormona del estrés, al tiempo que mejora el flujo sanguíneo.
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