Salud

Ellas vencieron el cáncer de mama

lunes 10, septiembre 2012 - 4:58 pm

¿Por qué a mí?, ¿por qué a mí que soy madre?, ¿por qué a mí que soy joven?, ¿por qué a mí que me cuido?  Es difícil para las pacientes con cáncer de mama entender por lo que está pasando.

Cada una de estas mujeres “grandes luchadoras”, como las describe Marcella Carrillo, presidenta dela FundaciónEdificandoVidas, una organización que ayuda a los pacientes diagnosticados con esta enfermedad, a no darse por vencidos. “Hay que entender que ser diagnosticado con cáncer no es sinónimo de muerte, y tampoco es una cárcel en la que hay que esconderse. Tener cáncer es decirle al mundo, soy una luchadora”, finaliza Carrillo.

Alejandra Cuestas, 35 años

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“Mi diagnóstico fue a los diez años cuando me detectaron linfoma de Hodkin, en los ganglios del lado derecho. Que 25 años más tarde, ame diagnostican cáncer de mama, hereditario por parte de dos tías, sobrevivientes también.

En diciembre del 2011, yo sentía algo “durito” arriba del pecho, fui al oncólogo y me realicé la ultrasonografía y por mi edad no me recomendaban la mamografía, pero no había alternativa.

En la biopsia, me salió el tumor de tres centímetros, en enero del 2012 me estaban operando. Me extrajeron doce ganglios, todos contaminados.

El que yo sea una madre soltera, fue una de las partes más difíciles. Gracias a Dios mis hijos, uno de ocho y el otro de cinco años, lo tomaron con tanta tranquilidad. Delante de ellos nunca lloré; recuerdo que después de las quimioterapias, se me empezó a caer el cabello, a los quince días después de la primera sesión, mis hijos me lo quitaban.

Mis quimioterapias fueron el proceso menos doloroso, yo no tuve ningún síntoma, ni vómitos, diarreas, incluso mientras estaba en tratamiento yo estaba comiendo. Nunca me deprimí, nunca le renegué a Dios. Yo creo que esta enfermedad Dios la manda a mujeres fuertes, porque las débiles no aguantarían el proceso. Actualmente estoy esperando las sesiones de radiación, no recibiré muchas, porque de pequeña recibí, ya me está creciendo el cabello. He ido con las pelucas al colegio, nunca me he sentido mal de ello, pero aún la sociedad no está acostumbrada a ver pacientes con cáncer.

Durante el proceso, hay momentos en que uno se pone mal, porque la quimioterapia te pone sensible y provoca sueño y yo sé que Dios me tiene aquí, porque tiene un propósito para mí”.

Zulma Ochoa, 37 años

“Soy hija de sobrevivientes al cáncer y por ese mismo factor desde mis 30 años siempre tuve la precaución de realizarme autoexámenes, mamografías y ultrasonografías. En uno de esos chequeos, a mis 35 años, me sentí una bolita, fui al doctor, el mismo que vio a mi madre, en Agosto del 2009 y me dijo que creía que era cáncer, porque en la ultrasonografía se veían partes lisas, y los que caracterizan al cáncer, generalmente son estrellados o de otras formas.

Me programaron la operación hasta en febrero del 2010, y ahí me descubrieron cinco pelotitas más. El doctor extrajo los que estaban a la vista, tres de ellos eran benignos, el más pequeño de todos era cáncer.

Al extraerme los ganglios, y analizar que cuatro de 12 estaban contaminados, las palabras del doctor en ese momento fueron “Bueno Zulma, no tengo que explicarte nada, porque usted ya sabe el proceso, así que lo primero que hay que hacerle es una mastectomía radical. Yo voy a hacer lo que pueda y Dios hará lo demás”.

-"Bueno hija, si Dios fue bueno conmigo, ¿por qué no lo será contigo?" – me dijo madre, con nueve años de sobrevivencia al cáncer de mama.

Fue duro. Fue una noticia que no me esperaba, porque una cosa era haber pasado el proceso junto a mi madre, acompañarla en sus sesiones, cuidarla y tenerle toda la paciencia, porque en esos momentos el carácter se vuelve muy sensible, y otra muy diferente era el tratamiento conmigo.

Mi madre fue mi mejor apoyo durante todo el proceso, una mujer muy fuerte y valiente.

Iniciamos el tratamiento y después de la primera quimioterapia, se me empezó a caer el cabello, así de fuerte fue el tratamiento conmigo, me puse mal. Pasaba ingresada en el seguro durante ese proceso.

En total, fueron seis sesiones de quimioterapia y 25 de radiación.

Con esta enfermedad, le doy gracias a Dios, porque de esa manera se empieza a valorar la vida, a disfrutar cada momento, cada persona, me hice una persona mas paciente, me llené de una serenidad, aprendí a depender de Él, y a aprender que la vida es bella y que me va a amar de cualquier manera.

De verme frente al espejo y aceptarme tal y como soy, que nunca he cambiado.

También, se me dio la oportunidad de llegar a otras mujeres, y brindarles el mensaje de que todo se puede superar, de entenderlas, saber lo que sienten.

 

Ana María, 40 años

Mi diagnóstico fue hace tres años, en Julio del 2009, antes de eso, yo me hacía el autoexamen por prevención, ya que en mi familia nadie ha tenido un cáncer, cuando me sentí una pelotita, que en ese momento uno le dice “pelotitas” pero son fibromas, fui donde una ginecóloga a que me lo extrajeran, el resultado fue un cáncer benigno.

Tres o cuatro meses después, mientras trabajaba, sentí un dolor muy fuerte, cuando fui al baño, observé que me salía sangre del pezón y un dolor agudo. Frustrada porque no había tenido los resultados esperados, pedí el expediente a la ginecóloga.

Me hicieron una mamografía y los exámenes seguían sin dar resultados, me sugirieron una biopsia. Fui donde un oncólogo a realizarme una biopsia, habían más fibromas y todos salían benignos. En ese entonces mis senos se estaban transformando, eran más densos y más inflamados. Seguían realizando biopsias y el resultado siempre el mismo: tumores benignos. La última opción fue realizar el método tru-cut para enviarlo fuera del país, al regreso, el 21 de julio de ese mismo año, me dan la noticia de que era un cáncer en estado avanzado.

Fue una noticia impactante, claro, yo tenía la esperanza de que no fuera cáncer. Me transfirieron al hospital oncológico. Es en ese momento en el que uno empieza a buscar culpables, pero aquí no había culpables, me tocó a mí y había que aceptarlo.

Lo primero que hice, fue buscar la iglesia y pedir a Dios que me ayudara a comprender, lo que yo quería era vivir y no causar sufrimiento a mi familia.

Recibí mi primera quimioterapia el 30 de julio de 2009, eso para mi fue terrible, eran dos días ingresadas. Tuve todos los síntomas, inflamación de los nervios, lo que generaba fiebre, llagas,  dolor de cuerpos, mucositis, El cabello se me cayo súper rápido, tal vez no es por vanidad, pero el perder el cabello es algo impactante.

Recuerdo que por tanto tratamiento e ir de un lado a otro rápidamente, no me quedaba tiempo de verme frente al espejo, sino hasta después de la tercera quimioterapia, estaba ahí, viéndome sin reconocerme, asimilándome, una imagen tan deteriorada físicamente, sin respirar. Fue igual de impactante que cuando recibí la noticia del cáncer. costo asimilar mi imagen en el espejo, fue tan impactante como haber recibido la noticia, me veía tan deteriorada físicamente, no podía respirar.

Cuando me programaron operación, me descubrí una pelotita en el segundo seno. Consulte al doctor y la biopsia fue programada hasta después de la cirugía del  primer seno.

Lamentablemente, igual que la primera vez, no encontraban nada, porque el tumor estaba en la base. El resultado de la biopsia del segundo seno, me lo dieron hasta en noviembre del 2010. Era un segundo cáncer  agresivo y había que operar nuevamente. Yo no hallaba el camino. Acepte que me operaran, pero yo ofrezco vida a cambio de eso.

Comienzo con las quimioterapias y en noviembre del 2010, me da una metástasis en tórax y me empiezan a limpiar la piel, recibiendo quimioterapias y radioterapias.

En enero  del 2012, yo empecé con malestares de tos y unos dolores intensos y…. me diagnostican metástasis pulmonar, tomada en ambos pulmones, fue una noticia inesperada… ¿Cómo hago pasar otra vez a mi familia por esto? A estas alturas yo sé qué es una metástasis pulmonar. Abracé mucho a mi mamá, y entonces dije “el cáncer no podrá conmigo, sino ha tenido un enemigo tan grande `pues ese será yo, yo le voy a ganar esta batalla, el a mi no” y empecé a tomar mas fuerza.

Eran unos ataques excesivos de tos, nuevamente a recibir quimioterapias, en diciembre recibiré la última, mis pulmones están más limpios, la tos ha bajado, no he tenido ingresos como en las primeras terapias.

Mi mayor fortaleza ha sido Dios, ha sido tan fiel conmigo y ha estado ahí para mí. De igual manera estar en la fundación “Salvador Vidas” ha sido de gran beneficio, estar en terapia con otras personas que tienen las mismas experiencias.

Yo sé que mi milagro se ha realizado desde hace tres años, estoy aquí y estoy saliendo poco a poco, uno se hace más fuerte. El cáncer de mama ha sido como una bendición, Dios nos habla a través de situaciones. Es aquí donde tú dices “o me levanto o me levanto”. Porque realmente el cáncer no nos va a matar, nos va a matar la depresión, hay que ver lo positivo.

 

Lupita Gutiérrez, 44 años

En febrero del 2009, fui diagnosticada con cáncer de seno invasivo grado 3, era un tumor de 2 cms., soy un caso aislado, la única de la familia diagnosticada.

La importancia del autoexamen me llevó al diagnóstico, porque a través de eso me sentí una pelotita, a la siguiente semana me la vuelvo a tocar y no había desaparecido. En mi primera ultrasonografía, me dijeron que no observaban nada malo, que por el tamaño me recomendaban la operación.

Una amiga de mi hermana me recomendó a una mastóloga, inmediatamente ella observa que los bordes del tumor eran extraños, me programó una mamografía, que era a lo que más le temía. Al siguiente día me dan la respuesta. Cáncer benigno.

Pero a la mastóloga, le seguía pareciendo raro, así que me recomendó una biopsia por pistola. Me sometí a eso, un viernes por la noche me dieron la respuesta de que era un cáncer.

Por el tipo de cáncer, me recomendaban una mastectomía radical, me sugirió que buscara una segunda opinión, y gracias a Dios, me contactaron a un oncólogo del Seguro Social, hablé por teléfono un sábado con él y lunes me recibió, luego de observar mis exámenes, efectivamente me recomendó una cirugía cuadrante o radical.

Me tocó decidir, o vivía con un seno o no vivía. Opté por la cirugía radical. Vivo con mis dos hermanas, en ese momento solo yo trabajaba en mi casa, acababan de despedir a una y a la otra acababa de renunciar, en esos instantes pude ver la provisión de Dios. Mi hermano nos proveía de una canasta básica, misma de la que soy encargada en la fundación.

Recibí seis quimioterapias, no tuve necesidad de radiación, porque todos mis ganglios no estaban contaminados con células cancerosas.

La primera quimioterapia, fue terrible, pase dos noches sin dormir, unas náuseas horribles, los médicos recomiendan dormir en un ángulo de 90º para evitar un daño al corazón y los pulmones y disminuir el riego de un paro respiratorio o cardíaco.

Pasar cada quimioterapia, es una batalla ganada, es un milagro, es un medicamento comparado a un veneno, porque mata células buenas y malas. Dios es tan perfecto, que permite que las células buenas se regeneren en cuestión de horas, depende la alimentación también.

Terminé el tratamiento el 14 de julio de ese mismo año, después de seis meses de tratamiento, la fuerza durante todo ese tratamiento nos la brinda Dios, somos parte de un propósito de Él.

El propósito conmigo fue sensibilizarme para que yo entendiera por lo que están pasando las otras personas, porque a veces no es empático.

Actualmente me encuentro en el proceso de 5 años de remisión, en el que se espera que el cáncer no vuelva a aparecer nunca más. Estoy en el tercero.

 

 

 



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Norma Velásquez dice:

Doy Gloria a Dios por lo que ha hecho en la vida de todas ustedes, se que Dios cumplirá su propósito en cada una, Bendito Dios que también con sus testimonios les dan fortaleza a otras mujeres que como ustedes Dios quiere hacer su obra de milagro. DIOS SIGUE HACIENDO MILAGROS pues es el mismo de ayer, hoy y siempre.

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