El COVID-19 puede tener efectos en nuestra salud también después de haber pasado la enfermedad: se le conoce como COVID persistente.
Y con la aparición de ómicron, dudosamente adjetivada como más leve muchas personas parecen haber dejado de lado ese importante matiz, ya que las secuelas pueden llegar a aparecer a largo plazo.
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Los mayores de 50 años que superan este virus leve o moderado tienen más riesgo de tener problemas de movilidad en tareas sencillas del día a día, incluso aunque no hayan sido hospitalizados por la enfermedad.
Más riesgo si se tienen ingresos bajos y peor nutrición
Concretamente se observó que aquellos que se habían contagiado con el SARS-CoV-2 tenían casi el doble de probabilidades de presentar peor movilidad y función física, a pesar de que hubiese sido una enfermedad con carácter leve o moderado.
Además, creen que se deben desarrollar una serie de estrategias de rehabilitación para los adultos que no requieren hospitalización debido al COVID-19, pero que aun así necesitan apoyo para recuperar totalmente su movilidad y su función física.
Importancia de ejercitarse:
Para las personas que han tenido la enfermedad del COVID-19 la situación es muy diferente. Tienes que saber que el espectro de la infección va desde pacientes asintomáticos a personas que han ingresado en unidades de cuidados intensivos y han requerido soporte ventilatorio.
Aunque los principales síntomas de la infección tienen lugar en el sistema respiratorio, el virus tiene una afectación multisistémica.
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