El doctor Raúl Paredes Guerrero, director del Instituto de Neurobiología de la UNAM, campus Juriquilla, en Querétaro, citó que Ramón y Cajal a finales de los años 20 del siglo pasado, postulaba que las conexiones neuronales en los adultos se fijaban y eran inmutables, que morían y nada podía ser regenerado. Ahora conocemos, dijo el científico, que hay una continua generación de neuronas aún en los adultos, pero lo interesante de esto es tratar de entender cómo se llegó a este conocimiento.
“La clave es una pequeña ave conocida como Pinzón, los investigadores se dieron cuenta que en la época de reproducción el macho aumenta su producción de testosterona y también se incrementan las neuronas y sus conexiones; no obstante, al término de la época reproductiva esas neuronas desaparecen”, indicó Paredes Guerrero.
Esa fue, agregó, la primera evidencia de que podía haber formación de nuevas neuronas; posteriormente se estudió este proceso en mamíferos y se encontró exactamente lo mismo. Ahora se sabe que en el humano también hay una formación constante de nuevas neuronas y básicamente se han identificado dos lugares donde se producen, una es la zona cercana al hipocampo y la otra es la zona subventricular.
El investigador mencionó que esas neuronas tardan aproximadamente 15 días en desarrollarse, pero la gran pregunta es ¿para qué sirven esas neuronas? Los científicos, dijo, se han preguntado si esta neurogénesis puede recuperar algunas funciones perdidas, a lo que respondió que es muy temprano para saberlo, ya que el descubrimiento de la neurogénesis tiene tan solo 20 años.
“Es relativamente pronto para tener todas las respuestas, se tiene que seguir investigando pero la gran ventaja, como decimos en el laboratorio y es de lo que quiero convencer a los estudiantes, es que la ciencia nunca descansa”, sostuvo en su charla El futuro de las neurociencias, ofrecida en enero pasado durante el Congreso de Ciencia y Humanismo Centro, que organizó la Academia Mexicana de Ciencias.
Avances en las técnicas
La resonancia magnética funcional (RMF), es una técnica con la que se pueden reconstruir tridimensionalmente imágenes de las fibras que van a conectar un hemisferio con otro. Con los resonadores normales lo único que se podía ver era si había una lesión en el cerebro o si algún tejido estaba muerto, pero con la RMF se pueden observar cómo están las conexiones entre las diferentes regiones y si esas conexiones son o no funcionales.
Paredes Guerrero, doctor en Investigación Biomédica Básica, indicó que estudios de este tipo ofrecen la posibilidad de hacer preguntas que antes no se hacían. Por ejemplo, hay un nuevo campo de estudio que está emergiendo y que va encaminado a tratar de entender por qué somos diferentes tanto hombres como mujeres.