Los niños tienen un cerebro en desarrollo y con ganas de saber. En la medida que van creciendo, los pequeños del hogar sienten la necesidad de seguir aprendiendo y su curiosidad aumenta y todo por querer saber cómo funcionan las cosas en el mundo que los rodea.
Hay un método casi infalible para que ellos tengan una ventana abierta de par en par para el conocimiento: los libros. Hay de diversos temas y con diferentes diseños, pero los libros se convierten en una de las herramientas más útiles cuando tú, como padre, necesitas contarle algo a tus hijos.
Miedos, rabietas, buenos hábitos, diferencias entre niños y niñas, cómo nacen los bebés, cómo funcionan las cosas, por qué llueve y hasta un divorcio o temas más sensibles como la muerte, pueden ser mejor explicado en compañía de un libro.
Los libros, cuando son bien elegidos y corresponden al perfil del pequeño lector (edad, desarrollo cognitivo y emocional), son una valiosa herramienta para presentar y conversar sobre temas que, de otro modo, resultan complejos o demasiado abstractos para ser comprendidos por un niño.
Si dentro de la historia hay un personaje con el que el niño se logra sentir identificado, probablemente el diálogo se todavía más fluido. Tanto tú, como tu hijo pueden sentirse más cómodos para conocer si al pequeño le pasa algo o siente alguna inquietud.
A largo plazo, le estarás inculcando el hábito de la lectura, se volverá muy inteligente y al escribir, lo hará de la forma correcta y en sus estudios, rendirá mejor.