
Nuestra alimentación diaria tiene una incidencia notable no solo en nuestra salud general, sino también en nuestro aspecto exterior. Nuestra piel es el mejor reflejo de nuestra dieta y en ella pueden leerse tanto el exceso de algunos elementos nocivos como las carencias en nutrientes esenciales para nuestro bienestar. A pesar de que el acné no sea una enfermedad relacionada en exclusiva con factores dietéticos, su grado de virulencia si puede controlarse gracias a una alimentación más adecuada. Por eso, proponemos algunas guías esenciales que no deben descuidarse a la hora de planear una dieta que nos ayude a combatir el acné. ¿Qué comidas elegir y cuáles eliminar de nuestros menús cotidianos?
Dieta para el acné
Los orígenes del acné no están del todo claros. Factores genéticos, hormonales y ambientales nos hacen más propensos a sufrir brotes en la adolescencia, antes del ciclo menstrual y en fases de estrés. Los dermatólogos no suelen relacionarlo con el factor nutricional, por lo que en general no incluyen medidas específicas para frenar la intensidad de sus manifestaciones mediante cambios en la alimentación. Más allá del estigma que pesa sobre el chocolate, poca conciencia tenemos sobre los efectos que lo que comemos tiene sobre el acné. Veamos qué elegir y qué descartar:
- Prohibido
-Abusar del chocolate y las grasas, así como de las comidas demasiado saldas o azucaradas
-Tomar demasiada leche y otros derivados lácteos no desnatados
-Incluir en la dieta aportes elevados de carnes rojas y de cerdo
-Llevar un régimen rico en carbohidratos
-Comer huevos o platos a base de huevo - Recomendable
- Beber mucha agua para eliminar las toxinas del organismo
- Aumentar las raciones de frutas y verduras en nuestra alimentación diaria
- Incluir abundantes legumbres en nuestra dieta, pues son ricas en proteínas de origen vegetal
- Aprovechar la vitamina A contenida en productos como el pollo, el pavo y el pescado; así como la vitamina B5 de la ternera, el cordero y el hígado.
Nada mejor para combatir el acné que mantener a raya la ingesta de alimentos grasos, procesados o refinados. Los antioxidantes de la fruta y la verdura, con sus elevadas dosis de betacaroteno y vitaminas C y E ayudarán también a mejorar el estado de nuestra piel.
Fuente: es.euroclinix.net