Sexualidad

¿Cuántas cesáreas puede soportar el cuerpo de una mujer?

martes 20, julio 2021 - 12:00 am

Una de las preocupaciones a las que una mujer embarazada se enfrenta es el parto, sobre todo por el miedo a no tolerar el dolor de las contracciones. Sin embargo, pocas veces piensa en la cesárea, a no ser que sea su deseo que el bebé nazca por cesárea y lo exprese a su médico.

Las cesáreas son para los ginecólogos, una alternativa al parto, no la consideran como opción hasta constatar que el nacimiento de una bebé por vía vaginal supone un riesgo para la madre o el pequeño.

Existen algunos mitos sobre la cesárea y uno de ellos tiene que ver con el número de veces que una mujer puede ser intervenida quirúrgicamente.

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Todos hemos escuchado alguna vez que una mujer puede tener tres cesáreas máximo. Es una de esas creencias que tiene la gente y que si le preguntas si sabe el porqué lo niegan, pero lo saben.

¿Por qué hasta tres cesáreas? Antes de hacer una cesárea, los ginecólogos evalúan un conjunto de consideraciones como los antecedentes y la salud de la madre. Por ejemplo, si ha tenido anteriores cesáreas y en qué estado quedó su útero y el resto de los órganos.

La pared del útero es muy delgada y al cortarla, se debilita un poco y con cada cesárea, se debilita más. Por eso, los ginecólogos no se muestran muy dispuestos a autorizar cesáreas a pedido exclusivo de la madre, sino que consideran hacerla solo cuando es realmente necesario.

Lo que puede parecer un capricho del médico es, en realidad, una forma de salvaguardar la salud de la mujer para que, en el futuro, si vuelve a quedar embarazada y si es realmente necesaria la cesárea, su útero no se presente complicaciones. En otras palabras, ¿para qué someter al cuerpo a cesáreas innecesarias?

Cuáles son los riesgos de cesáreas múltiples

Las mujeres que pasaron por más de tres cesáreas pueden padecer tejido cicatrizal en el útero y en órganos adyacentes. Estas bandas de tejido cicatrizado se desarrollan luego de cada cirugía y varían en su alcance y formación. Esto hace más difícil el trabajo del cirujano en cesáreas futuras. Inclusive estas adherencias pueden causar obstrucciones en el intestino delgado.

Otro problema que se puede presentar es el sangrado abundante. Estas posibilidades aumentan a mayor cantidad de cesáreas, y se puede llegar al punto de necesitar de una histerectomía (extracción del útero) para controlar el flujo sanguíneo, que puede transformarse en algo mortal. Según estudios, el riesgo de padecer de una extirpación total del útero es de un 0,65 % en la primera cesárea e incrementa su porcentaje hasta llegar a un 2,41 % a partir de la cuarta cesárea.

También pueden suceder trastornos en la placenta. Las personas con mayor cantidad de cesáreas corren el riesgo de desarrollar problemas en la placenta. Los porcentajes, con el paso de las cesáreas, se incrementan exponencialmente.

En resumen, si bien los médicos no establecen un número máximo inamovible de cesáreas, aconsejan que no superen las tres cirugías. Por eso mismo, si una mujer ya fue intervenida quirúrgicamente, es conveniente crear una planificación familiar preventiva para evitar nuevos embarazos que pongan en riesgo la vida de la madre o del bebé. Y a las mujeres que nunca se sometieron a una cesárea, sean primerizas o no, se les recomienda informarse sobre los riesgos vs. Beneficios de las cesáreas.

Pareciera que las cesáreas estuvieran de moda, es frecuente enterarnos de casos de madres que fueron sometidas a una cesárea porque era la mejor alternativa al parto y también de casos de mujeres que, con tal de no sentir ninguna contracción dolorosa ni molestia de trabajo de parto, solicitaron una cesárea programada.

Hay una realidad que no podemos negar: los ginecólogos se formaron para atender partos naturales, no para hacer cesáreas. Esto no quiere decir que sean propensos a cometer errores ni mucho menos que no tengan práctica haciendo cesáreas. Están formados para ayudar a las mujeres a traer al mundo a su hijo por la vía natural, respetando al cuerpo humano, y las cesáreas no son un procedimiento natural sino quirúrgico y como tal conlleva riesgos.

 

Cuándo no es necesario realizar una cesárea

  • Temor a un trabajo de parto doloroso

Tener miedo al parto es normal, pero no debiera ser excusa para solicitar una cesárea, por el contrario, hay que tratar de que el nacimiento de tu bebé sea lo más natural posible pues conlleva muchos beneficios que quedan casi anulados con una cesárea.

Es un error creer que una cesárea nos evita sentir dolor: no pasaremos por las dolorosas contracciones de trabajo de parto, pero sí tendremos que afrontar un postoperatorio. Los puntos de la cesárea tironean la piel y limitan el movimiento, apenas podrás caminar, tendrán que ayudarte a higienizarte, y no podrás atender a tu bebé en sus primeras horas de vida como quisieras.

  • Baja estatura o complexión pequeña de la madre

Es hora de derribar ese mito de que las mujeres de baja estatura o de caderas angostas no pueden tener hijos por vía vaginal y si o si deben someterse a una cesárea. Lo cierto es que la longitud de una madre nada tiene que ver con sus posibilidades de tener un parto natural. Las únicas «medidas» que pueden determinar una cesárea son el diámetro encefálico del bebé y de la pelvis de la madre.

Por ejemplo, suponemos que una mujer que mide 1.70 metros de altura tendrá parto natural y que una mujer de 1.60 irá a cesárea. Sin embargo, si la primera tiene una pelvis estrecha irá a cesárea y si la segunda no tiene pelvis estrecha tendrá parto natural.

 

  • Cesáreas anteriores

El haber pasado por una cesárea antes no determina que los próximos embarazos culminen igual. Depende del tiempo transcurrido entre un embarazo y otro. Es cierto que tras la cirugía de la cesárea el tejido del útero materno queda muy fino y que las contracciones de un trabajo de parto podrían dañarlo; sin embargo, transcurridos al menos 1 año después de la cirugía una mujer podría traer a su hijo al mundo por parto natural.

El parto natural no debiera ser una opción entre otras para traer a tu hijo al mundo. A menos que tu ginecólogo aconseje una cesárea programada por causas clínicas, la cesárea tiene que ser un último recurso.

Tomar clases de preparación para el parto, hablar con mamás recientes, leer e informarte es fundamental para despejar dudas y disipar el temor. Al conocer mejor el proceso de parto y el parto en si mismo podrás saber qué esperar y por lo tanto estar más relajada.

 

 

 

 

 



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