Antes de responder a la interrogante, definamos qué es colecho: compartir la cama o la habitación con hijos/as.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Asociación Americana de Pediatría (AAP) y Asociación española de pediatría (AEP) se recomiendan compartir habitación con el bebé al menos hasta los seis meses de vida.
La especialista en psicología perinatal, Karen Castro, aconseja hacerlo hasta el año para prevenir la muerte súbita del lactante.
Beneficios
- Todos duermen más tiempo y por lo tanto duermen mejor. Los bebés al sentir a sus padres cerca se sienten más seguros y esto permite un sueño más estable.
- Al estar el bebé cerca de su madre, ayuda al establecimiento y prolongación de la lactancia materna, alimento óptimo para el neurodesarrollo de niños.
- Se regula la temperatura al estar piel con piel y se sincroniza la respiración del bebe con sus padres, disminuyendo las apneas, síntoma relacionado a la muerte súbita del lactante.
- Fortalece el vínculo con sus padres, lo cual conlleva en niños con una mejor autoestima y habilidades de socialización.

Cambio de habitación
- Es más fácil lograrlo en niños mayores de tres años, ya que por diferentes etapas de neurodesarrollo hay más necesidad de ellos de estar con sus padres cuando son menores de esta edad, pues necesitan más acompañamiento para dormir. Pero esto puede variar según el desarrollo evolutivo de cada niño.
- Antes de realizar este cambio, es importante que no hayan otras modificaciones de transición como mudanzas, duelos, inicio de guarderías, separación de los padres, adquisición de nuevos hitos del neurodesarrollo, la llegada de un hermano o hermana menor, etc.
- Diseñar su espacio como un lugar cálido que le permita desarrollar seguridad cuando esté allí.
- Amor, respeto y paciencia, el cambio debe ser progresivo respetando las necesidades de cada niño o niña, entre más positivo sea el proceso hay mejores resultados.
Está contraindicado cuando
No hay ningún límite en cuanto a la edad, la decisión es muy personal en cada familia, y son ellos quienes deben ponerse de acuerdo. Sin embargo, hay un cambio de transición entre la primera infancia y adolescencia, que según la OMS inicia a los 10 años, donde podemos observar en estas etapas mayor autonomía e independencia, lo cual va haciendo que el adolescente vaya poco a poco buscando su propio espacio. Lo importante es que el niño tenga bienestar psicológico.
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