Cada 28 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Sordera. Fue la Federación Mundial de Sordos quien lo promovió por primera vez en 1958 para conmemorar el primer congreso mundial.
La comunidad de sordos lucha por la igualdad de oportunidades y busca visibilizar los problemas auditivos que padecen estas personas, sus leyes y la cultura sorda
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 5% de la población mundial (360 millones de personas) padece pérdida de audición discapacitante (328 millones de adultos y 32 millones de niños). La mayoría de las personas vive en países de ingresos bajos.
Por pérdida de audición discapacitante se entiende una pérdida de audición superior a 40dB en el oído con mejor audición en los adultos, y superior a 30dB en el oído con mejor audición en los niños.
Causas de la sordera
Las causas de la sordera se pueden dividir en congénitas y adquiridas.
Causas congénitas de la sordera
Las causas congénitas pueden determinar la pérdida de audición en el momento del nacimiento o poco después. La pérdida de audición puede obedecer a factores hereditarios y no hereditarios, o a complicaciones durante el embarazo y el parto, entre ellas:
- Rubéola materna, sífilis u otras infecciones durante el embarazo.
- Bajo peso al nacer.
- Asfixia del parto (falta de oxígeno en el momento del parto).
- Uso inadecuado de ciertos medicamentos como aminoglucósidos, medicamentos citotóxicos, antipalúdicos y diuréticos.
- Ictericia grave durante el período neonatal, que puede lesionar el nervio auditivo del recién nacido.
Causas adquiridas de la sordera
Las causas adquiridas pueden provocar la pérdida de audición a cualquier edad.
- Algunas enfermedades infecciosas, como la meningitis, el sarampión y la parotiditis.
- La infección crónica del oído.
- La presencia de líquido en el oído (otitis media).
- El uso de algunos medicamentos, como los empleados para tratar las infecciones neonatales, el paludismo, la tuberculosis farmacorresistente y distintos tipos de cáncer.
- Los traumatismos craneoencefálicos o de los oídos.
- La exposición al ruido excesivo, por ejemplo en entornos laborales en los que se trabaja con maquinaria ruidosa o se producen explosiones.
- La exposición a sonidos muy elevados durante actividades recreativas, como el uso de aparatos de audio personales a un volumen elevado durante períodos prolongados de tiempo, o en bares, discotecas, conciertos y acontecimientos deportivos.
- El envejecimiento, en concreto la degeneración de las células sensoriales.
- La obstrucción del conducto auditivo producida por cerumen o cuerpos extraños.
En los niños, la otitis media crónica es una causa común de pérdida de audición.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja que la exposición al ruido no supere los 65 decibelios.
Fuente: Organización Mundial de la Salud