La cuarentena o confinamiento, la cancelación de eventos, la separación física con muchos de nuestros familiares, el cambio de actividades y hábitos son parte de los cambios que hemos estado experimentando y es justo ahora cuando nos preguntamos: ¿Qué pasará después de esta pandemia? ¿Cómo será nuestra vida después de esta crisis? Te compartimos cuatro posiciones respecto a la "nueva realidad" que tendremos.
La telemedicina es ahora una nueva opción
“Se han lanzado plataformas tecnológicas, trabajadores de salud han sido capacitados, los pacientes educados y las citas médicas se han transformado en videollamadas... Es una herramienta extraordinariamente útil: mucho después de que la pandemia termine, su adopción podría significar algo bueno para la prestación de atención médica”, escribió Kimberly Gudzune y Heather Sateia para The Washington Post.
La práctica del ejercicio debe hacerse de manera progresiva y sin agobios
La vuelta al ejercicio debe de ser gradual y adaptada a la edad, condición física y estado de salud, incluso para aquellas personas que hayan realizado alguna actividad durante el periodo de cuarentena, porque el cuerpo necesita un tiempo razonable para recuperarse.
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Clases virtuales como una nueva modalidad
El día escolar normal tiene su propio ritmo establecido por las lecciones, campanas y recreos. Ahora, más de 90% de los niños del planeta no están en la clase, según la UNESCO. Esa interrupción tendrá secuelas durante años.
La enseñanza se ha trasladado online, con clases virtuales a una escala jamás vista, pero eso ha resaltado la preocupación de que la pobreza digital está marginando a algunos niños: aun en economías desarrolladas, como Reino Unido, hay una minoría significativa que no tienen acceso inmediato a un dispositivo propio que puedan usar para sus deberes escolares.
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Cambiar de prioridades es posible
¿Qué nos hace falta desde que estamos confinados? Echamos de menos la libertad de movimiento. Pero ¿para hacer qué? Detengámonos a pensar si todo lo que hacíamos rutinariamente, por convención, porque había que hacerlo, merecía la pena. Estamos descubriendo el valor del conocimiento científico, el de un sistema sanitario público sólido y bien dotado de recursos, el de una auténtica política que nos lleve a cooperar y no a pelearnos. Descubrimos que el teletrabajo puede ser muy eficiente, que leer o escuchar música es una opción nada desechable. Cambiar de prioridades es posible. Sólo hay que querer hacerlo”.