China registró el lunes su mayor número de contagios de covid-19 pese a los confinamientos que han afectado la manufactura, la educación y la vida cotidiana del país.
El país reportó más de 5.600 nuevos casos de covid-19 el lunes, casi la mitad de ellos en la provincia de Cantón, un centro manufacturero en el sur con importantes puertos comerciales.
Pekín puso término este fin de semana a la esperanza de un posible relajamiento de su estricta política de cero covid, que incluye confinamientos, cuarentenas y test masivos para contener hasta el menor brote de contagios.
Una oleada de escándalos ligados a los confinamientos, con los habitantes denunciando falta de alimento y demoras en la atención médica, socavaron la confianza del público en las medidas.
En Pekín se descubrieron casi 60 nuevos contagios, lo que provocó el cierre de escuelas en el céntrico distrito de Chaoyang. Algunas empresas también pidieron a su personal que trabajara desde casa temporalmente.
Esto se produjo a pesar de que las autoridades de la ciudad afirmaron el lunes que los recientes "brotes sucesivos" habían sido "básicamente controlados de forma efectiva".
La Comisión Nacional de la Salud de China aseguró el sábado que mantendrá la política de cero covid, sepultando los rumores de que Pekín aliviaría su estricta política sanitaria.
Sin embargo, varios incidentes están mermado el apoyo de la opinión pública china a esta política.
La muerte por suicidio de una mujer de 55 años en la ciudad de Hohhot, en Mongolia Interior, provocó protestas generalizada el fin de semana, después de que las autoridades admitieran que los protocolos de confinamiento retrasaron su respuesta de emergencia.
La región vive un importante brote desde finales de septiembre, cuando se detectó por primera vez una nueva variante de ómicron. Poco antes de que la mujer saltara desde una ventana, sus familiares habían informado a los trabajadores de la comunidad de que padecía un trastorno de ansiedad y había mostrado intenciones suicidas.
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