“Ninguna enfermedad puede sobrevivir en un ambiente alcalino", asegura el Dr. Otto Warburg (ganador del Premio Nobel en Fisiología o Medicina en 1931, premio al que estuvo nominado 47 veces). Según los grandes maestros de la filosofía alcalina todas las enfermedades, no solo el cáncer, se desarrollan en un ambiente ácido.
Las toxinas que consumimos y el alimento estancado en el sistema digestivo que se pudre y fermenta genera este ambiente ácido. Estas toxinas llegan a nuestra sangre y producen acidez, moco e inflamación en diferentes partes de nuestro cuerpo (la sangre llega a cada célula del cuerpo). Cuando la acidez es demasiada, se daña nuestro ADN y ocurre la metástasis.
Cuando estamos demasiado ácidos, el sistema linfático, que es el drenaje de nuestro cuerpo, se congestiona. Con el sistema linfático congestionado, las toxinas se acumulan en los órganos.
El sistema linfático no tiene órganos que lo muevan, a diferencia del sistema circulatorio, que es bombeado por el corazón. La única manera de bombear el sistema linfático es con movimiento muscular. El ejercicio aeróbico nos ayuda a mover el sistema linfático. También hay hierbas alcalinas que nos ayudan a descongestionar el sistema linfático, haciendo la linfa menos viscosa.
Para alcalinizarnos, es muy importante dejar de consumir toxinas y mantener nuestro sistema digestivo limpio, sin que haya cosas pudriéndose y generando toxicidad, atrayendo parásitos que generan más toxicidad.
Un ambiente alcalino en nuestro cuerpo, nos beneficia de esta manera:
- Colon: nos ayuda a limpiar el tracto digestivo.
- Sistema Linfático: nos ayuda a descongestionar el drenaje de nuestras células para poder eliminar toxinas y metales pesados.
- Clorofila: oxigenación celular.
- Hierro: nos ayuda a purificar la sangre, aumentar nuestras reservas de hierro y fortalecer nuestro sistema inmune.
Fuente: azbienestar.com.
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