La profesional de la nutrición, Carmen Zúniga, nos brinda un panorama disciplinado pero positivo para la correcta y sana alimentación de los diabéticos.
A menudo, los carbohidratos son tachados como los enemigos en la dieta de los pacientes diagnosticados con diabetes, pero lo cierto es que no deben eliminarse, ya que son imprescindibles para el buen funcionamiento de todo el organismo. La nutricionista nos explica y aclara algunos tabúes.
Los médicos suelen recomendar una dieta baja en carbohidratos a las personas con diabetes... ¿A qué se debe?
Se debe a que hay evidencia suficiente que demuestra que los patrones de alimentación bajos en carbohidratos, reducen la glucosa promedio en sangre, mejoran la sensibilidad a la insulina, ayudan a controlar el peso corporal y la presión arterial, así como a reducir el riesgo cardiovascular.
Sin embargo, esta reducción debe hacerse de la mano de un profesional de nutrición, ya que la ingesta de carbohidratos debe ser personalizada. La cantidad de su consumo, así como su distribución durante el día dependerán de si se utiliza insulina, algún fármaco antidiabético o si existe otra complicación como nefropatía diabética.
Una alimentación entre 40 y 60 % de carbohidratos es lo recomendado por las guías ALAD (Asociación Latinoamericana de Diabetes). Es decir, que más bien se trata de un equilibrio en el consumo de carbohidratos...
Los carbohidratos no deben eliminarse por completo, por ser el sustrato energético principal del cerebro y de las células, además de aportar fibra, vitaminas y minerales que abonan al correcto funcionamiento del cuerpo. Al eliminarlos por completo pueden surgir deficiencias nutricionales.
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Recomendaciones para una alimentación balanceada para el paciente diabético:
- Que la base de la alimentación sea variedad de vegetales.
- Preferir carbohidratos complejos, como cereales integrales (granos, no harinas), legumbres, tubérculos.
- Consumir las frutas acompañadas siempre de una fuente de grasa y/o carbohidrato complejo, proteína. Evitar consumir frutas, en jugo o licuado.
- Limitar la ingesta de azúcares añadidos. Es importante leer el etiquetado nutricional de los productos, en la parte de carbohidratos y azúcar añadido. Que no exceda de 5 g de azúcar añadido por porción de alimento.
- Mantener un horario para las comidas, especialmente si se inyecta insulina.
- Priorizar grasas de fuentes como sardina, salmón, semillas de linaza, chia, huevos fortificados con omega 3, aguacate, semillas y nueces.
- La alimentación debe ser variada, completa y suficiente. Para ello, se recomienda asesorarse con un profesional de la nutrición que dé la pauta nutricional, de acuerdo a sus necesidades individuales.
Fuente:
Licda. Carmen Zúniga
Nutricionista y dietista
Mononutrición
Cel: 7841-5690