Un índice bajo de ácidos omega-3 es un predictor de muerte prematura "igual de fuerte" que el tabaquismo, según han comprobado un equipo de investigadores de Estados Unidos en un estudio publicado en el American Journal of Clinical Nutrition.
En concreto, los investigadores dicen que los biomarcadores que integran opciones de estilo de vida podrían ayudar a identificar a las personas en riesgo y ser útiles para evaluar los enfoques de tratamiento, prevenir la morbilidad y retrasar la muerte.
Entre los biomarcadores basados en la dieta se encuentran los ácidos grasos (AG), medidos en plasma o en membranas de glóbulos rojos (RBC). Los AG más claramente asociados con un riesgo reducido de enfermedad cardiovascular y de mortalidad total (es decir, muerte por cualquier causa) son los ácidos grasos omega-3, EPA y DHA, que se encuentran típicamente en pescados.
Las personas con el índice de omega-3 más alto tenían un 33 por ciento menos de probabilidades de sucumbir durante los años de seguimiento en comparación con las que tenían el índice de omega-3 más bajo.
"Es interesante observar que en Japón, donde el índice medio de omega-3 es superior al 8%, la esperanza de vida es alrededor de cinco años más que en los Estados Unidos, donde el índice medio de omega-3 es de aproximadamente 5. Por lo tanto, en la práctica, las elecciones dietéticas que cambian el índice de omega-3 pueden prolongar la vida", han zanjado los expertos.
La receta japonesa
Los ácidos grasos omega-3 son relativamente fáciles de obtener en poblaciones como España, dada su riqueza en múltiples tipos de pescado y marisco que podemos adquirir tanto en las grandes superficies como en los mercados de barrio.
Desde hace años, múltiples estudios han ido confirmando que una suficiente cantidad de omega-3 dietético podría reducir el riesgo de múltiples tipos de enfermedades, sobre todo en el caso de enfermedad cardíaca, y más si cabe en aquellas personas que ya han sufrido algún tipo de evento cardio o cerebrovascular.
En estudios previos ya se habría sugerido que existiría un vínculo entre el consumo de ácidos grasos y un menor riesgo de enfermedades cardíacas, cerebrales, oculares y articulares. Sin embargo, aún existen pocos estudios sobre la potencial relación entre el consumo de omega-3 y la esperanza de vida, calculado en base a un menor riesgo de muerte.
Un ejemplo según algunos investigadores, sería Japón: la ingesta de omega-3 y los niveles en sangre de estos ácidos grasos son más altos en el país del Sol naciente que en la mayoría del resto de países del mundo. Ahora, un nuevo estudio publicado en Nature Communications ha ido más allá, llegando a sugerir que, a mayor consumo de omega-3, menor riesgo de muerte prematura.
Según las conclusiones del estudio, y tras analizar causas de muerte por cualquier causa, se llegó a la conclusión de que aquellas personas con mayores niveles de ácidos grasos cardiosaludables EPA + DHA tendrían un riesgo de muerte hasta un 13% inferior a aquellas personas con menores niveles sanguíneos de estos ácidos grasos omega-3.
Tras centrarse en las tres causas principales de muerte, como es la enfermedad cardiovascular, cáncer, y el resto de causas de muerte combinadas, se detectó de nuevo un nivel de riesgo inferior de un 15%, 11% y 13%, respectivamente.