El duelo es un proceso interno que se produce ante la pérdida de una relación afectiva, sea del tipo que sea, pudiendo ir desde la pérdida de un trabajo, un cambio de residencia, la ruptura de una relación de pareja hasta la muerte de un ser querido.
Nos enfocaremos en esta última, la pérdida de una persona amada es un duelo que se siente con mayor intensidad.
Este proceso tiene varias fases:
- Negación: lo cual surge como un mecanismo de defensa ante el dolor que se experimenta. Aquí es cuando muchos describen sentir que están en un sueño y que nada es real, que la persona que falleció regresará a casa en cualquier momento, etc.
- Ira: en esta etapa precisamente predomina la ira y la búsqueda de culpables, precisamente aquí es cuando quien vive el duelo aun llega a sentirse culpable de lo ocurrido.
- Negociación: empezamos a negociar entre lo que nos gustaría que fuera y lo que realmente es, llegando a acuerdos que nos permiten determinar como funcionará nuestra vida de ahora en adelante.
- Depresión: en esta etapa es característica por sentir mucha tristeza y crisis existencial, al estar consciente que la persona ya no está físicamente en su vida, estos síntomas deben irse resolviendo al llegar a la siguiente etapa.
- Aceptación: donde hacemos las paces con lo sucedido, aceptamos la tristeza que nos genera, pero también empezamos a experimentar alegría y desapego.
Hay varias cosas que pueden ayudarte a transitar por el proceso de un duelo, entendiendo que sigue siendo un proceso doloroso, difícil, paulatino y fluctuante, pero que es importante encontrar la forma de completar para que no se convierte en un duelo sin resolver o crónico.
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Estas acciones te pueden ayudar en tu proceso, según la psicóloga Dina Semsh:
- Habla sobre lo que sientes, esto te ayudará, pero elige a las personas adecuadas dentro de tu red de apoyo, ya que no todos tienen los recursos necesarios para ayudarnos en ese momento.
- No huyas de los pensamientos negativos, que lo único que lograrás será que estén más presentes en tu día a día y ocupen más espacio en tu cabeza. En vez de huir identifícalos, velos de frente y confróntalos con la realidad.
- Diferente no necesariamente es mejor, esto lo tenemos que recordar con mucha constancia, ya que cuando estamos en una situación de este tipo solemos imaginarnos que “cualquier otro escenario hubiera llevado a un resultado bueno o perfecto” y no es así, el resultado de otros cuidados, de actuar en otro momento, de hacer tal o cual cosa hubiera sido diferente, pero esto no implica falta de retos o problemas, solo hubieran sido “diferentes”, ni siquiera podemos garantizar que mejores.
- Haz una ceremonia de despedida, recuerda que para despedirnos de alguien no necesitamos estar en un lugar partículas ni rodeados de gente, a pesar de estar acostumbrados a hacerlo así, pero una ceremonia de despedida personal o junto a miembros de tu núcleo familiar puede tener aún más significado y ayudarte a tener un cierre.
- No evites recordar a su ser querido, ya que una de las cosas que es parte y ayuda durante el proceso es ir recordando cada vez más los buenos momentos, las risas, lo que compartimos, ya que esto indica que estamos siendo capaces de tener presente todo el tiempo que compartimos, en vez de reducir a la persona al momento en el que se fue.
Aunque esa persona ya no esté físicamente, las buenas experiencias, recuerdos y enseñanzas quedan en ti.