La cantidad de muertes por infarto cardíaco aumentó durante la pandemia por COVID-19, no solo por el virus como causa directa, sino porque las personas no acudían a los hospitales o consultorios médicos por miedo a contagiarse del virus. Como consecuencia, si bien aún se analizan las cifras de este fenómeno, muchas personas murieron en sus casas a causa de un infarto cardíaco, o bien, acudían al hospital cuando ya no se podían salvar.
“La gente se quedaba en casa, bajó el nivel de pacientes que iban al hospital por infarto al miocardio, pero era porque no iban y cuando llegaban, iban muy graves con todas las complicaciones. La mortalidad aumentó, los pacientes no querían ir a ver al médico para no contaminarse”, explica el doctor Ramón Quesada, director médico del programa estructural del corazón e intervenciones coronarias en el Miami Cardiac and Vascular Institute.
Las enfermedades cardiovasculares, sobre todo las relacionadas con bloqueos de las arterias, están entre las principales causas de muerte a nivel mundial en los últimos 20 años en los países desarrollados y en los países en vías de desarrollo y solo son superadas por las enfermedades infecciosas.
La enfermedad cardíaca se ha mantenido como la principal causa de muerte a nivel mundial durante los últimos 20 años.
Estos padecimientos ocurren por el elevado estrés que enfrentan las personas en las dinámicas sociales actuales. Así, la hipertensión, la diabetes, son causas importantes de muerte por infarto cardiovascular, según el especialista.
Por lo anterior, muchas personas viven con estas enfermedades que, al no ser atendidas adecuadamente, se convierten en un alto riesgo de muerte y es lo que pasó en el marco de la pandemia por COVID-19.
El galeno recomienda:
Mejorar las medidas de prevención, como el ejercicio físico, tratar el estrés, comer bien y que, en caso de malestar, se acuda oportunamente al médico. “La enfermedad cardiovascular no ha desaparecido, el nivel de estrés ha aumentado”, enfatiza. El doctor, además, advierte del alto riesgo del COVID-19 para las personas diabéticas y con enfermedades cardíacas, por ello, deben aumentar las medidas de seguridad como: distanciamiento social, uso de mascarillas, higiene y atención oportuna a cualquier problema asociado con su enfermedad.
Fuente:
Dr. Ramón Quesada
Médico Cardiólogo
Miami Cardiac and Vascular Institute.