Una de las medidas en las que más insisten los expertos para evitar la propagación del COVID-19 es lavarse las manos con agua y jabón. Pero una de las zonas más desconocidas por su peligrosidad para almacenar el virus son las uñas. Por eso, los expertos recomiendan que debemos preocuparnos no sólo de limpiarlas, sino también de cortarlas.

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Por eso, llevar las uñas cortas reduce el riesgo de que el virus se propague. Es necesario que el jabón entre en el espacio que hay debajo de la uña, de ahí la insistencia en que no estén largas. Hay que intentar limpiar al máximo el espacio reservorio existente debajo de las uñas, y cuanto más se tenga por llevarlas largas, más complicaciones nos puede provocar.

Para mantener una correcta higiene en las uñas, existen dos formas principalmente: cepillarlas o limarlas. Si seguimos estas directrices, nuestras manos estarán más limpias, reducimos el riesgo de extender el virus al tocarnos la boca, los ojos o la cara y no tendremos restos que puedan albergar alguna partícula viral.

Adiós esmaltes

Además de lo mencionado anteriormente, también es importante no pintarse las uñas. Especialmente, está indicado para las personas que se hacen manicuras con colores oscuros y con varias capas de esmalte. El motivo principal se debe a que al llevarlas esmaltadas, puede camuflar la existencia de suciedad debajo de las mismas.

Además, las lacas de uñas que existen en el mercado son más porosas que la propia piel, y al degradarse el esmalte, se pueden acumular más partículas víricas en esas grietas formadas. Toda precaución es poca y para evitar una mayor propagación del coronavirus, es necesario tener unas uñas limpias, cortas y sin esmaltar. 

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