Por la salud de nuestros pequeños somos capaces de cualquier cosa. Sabemos que sus defensas están muy bajas y que son susceptibles a enfermedades que, de no ser bien cuidadas, pueden derivar en algo peor.
- Limpiamos el piso por donde pasa, los juguetes que utiliza, se bañan todos los días (y, si es posible, más de dos veces al día). El objetivo es claro: alejar lo más que se pueda cualquier signo de bacteria que pueda atacar a nuestro pequeño. A pesar de nuestros esfuerzos, las bacterias están donde menos lo esperamos y nuestros hijos tienen acceso a ellos y, a veces, sin que nos demos cuenta.
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- Un ejemplo claro de ello son las monedas y los billetes que agarran los niños, sabemos que el dinero no es de nadie, porque está viajando de mano en mano, de bolsillo a bolsillo. Debes tener cuidado porque además de ser sucios, por su tamaño, pueden convertirse en una tentación para que el bebé se las trague y le provoque asfixia. ¡Mucho cuidado!
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- Ahora bien, ¿te gusta tener a tu hijo a tu lado mientras estás en la computadora? Es una bonita manera de convivir como padres e hijos, pero el teclado de tu máquina puede estar lleno de bacterias. Tienes que saber que la parte más sucia de una computadora es su teclado y que puede favorecer la aparición de hongos en la piel delicada de los bebés.
- El fregadero, la pila de la cocina, concentra hasta 100.000 veces más gérmenes que el lavabo. Según el estudio, el 14% de estos alberga más de un millón de bacterias por metro cuadrado. Y es que en muchas ocasiones se acumulan en él pilas y pilas de platos, con restos resecos de comida.