Los pediatras recomiendan que al menos para los niños mayores de tres años y en los casos en los no se pueda mantener la distancia de seguridad de dos metros, utilicen mascarilla.
Recordemos que las mascarillas tienen dos funciones básicas: por un lado, proteger las otras personas de la contaminación de nuestra saliva y, por otro lado, proteger la nariz y la boca de la contaminación de la saliva de otras personas.
¿Cómo debe ser la mascarilla para niños?
Las mascarillas pueden ser higiénicas o quirúrgicas. La Asociación Española de Normalización (UNE) ha elaborado una guía de mascarillas higiénicas reutilizables para adultos y niños donde indica aspectos sobre cómo debería ser la mascarilla infantil:
- Deben cubrir la boca, nariz y barbilla y tener un arnés que puede rodear la cabeza o sujetarse en las orejas.
- Deben ser no reutilizables, salvo si se hace en espacios de tiempo muy corto y con mucho cuidado.
- Son unipersonales.
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- El tejido debe ser fibroso, plano, que permita la respiración y que, en contacto con la piel, no provoque irritación.
- Las mascarillas no son aconsejables para menores de tres años (sí están recomendadas para niños de tres a doce años).
- La máscara tiene que adaptarse bien a cada niño de manera que cubra bien la boca y la nariz, sin dejar espacio entre la cara y la máscara.
- Los arneses para la sujeción a la cabeza para las mascarillas higiénicas para niños deben poder sujetarse sin hacer nudos, de manera que queden extremos libres o elementos tridimensionales.
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PASOS:
- Comprobar la parte externa y la interna, la que está en contacto con la boca.
- En la parte exterior, hacer un doble pliegue y, con las gomas, anudar de manera que quede bien ajustado y enganchado en la mascarilla.
- Ajustar bien el pliegue nasal para que se adapte bien a la nariz.
- Comprobar que la mascarilla cubre la nariz, la boca y la barbilla y no queda espacios abiertos.