¡Fuerte, soñador y valiente! así define Rafael Guillén, cantautor salvadoreño, a su pequeño hijo de dos meses de nacido: Ferrán.
Como una verdadera sorpresa, el bebé llegó a la vida del cantante y de su esposa Ximena García, el 7 de diciembre de 2019 de forma prematura y con una serie de complicaciones de salud que lo mantendrían en cuidados intensivos:
Sus pulmones estaban inmaduros y se le dificultaba respirar, lo que obligó al médico encargado a colocarle un respirador artificial a través de un tubo.
Presentaba una hemorragia en el cerebro y para detenerla era necesario que respirara de manera correcta, situación que no era posible por la gravedad en la que se encontraban sus pulmones.
Después de los primeros 15 días, Ferrán pesó 4 libras pero aún no notaban ninguna mejoría.
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“El médico no nos daba una respuesta concreta sobre su estado de salud. Sentimos que nuestro hijo era un número más en el hospital y muchas veces nos enojamos con el personal; nos llenamos de incertidumbre y angustia”, revela Rafa.
Guillén, además, comenta que durante 35 días vivieron una realidad difícil en donde, como padres, no pensaban en nada más que en la salud del recién nacido.
“Todos los días el médico le apagaba su oxígeno y comenzaba a desaturar; Después de 15 segundos, su piel comenzaba a ponerse morada por falta de oxígeno” explicó.
De un día para otro… ¡todo cambió!
Las oraciones de los padres primerizos, familiares y amigos fueron escuchadas y de la noche a la mañana, el pequeño Ferrán tomó fuerzas y abandonó el respirador artificial poniendo en evidencia un verdadero milagro.
Con un profundo sentir, Rafael y su esposa, agradecen a todos los que estuvieron pendientes en El Salvador y Guatemala durante todo el proceso que vivieron junto a su hijo.
“Vivir esta situación, fue una verdadera prueba de amor; pasamos fechas especiales como cumpleaños, navidad y fin de año en el hospital dedicándole las 24 horas del día a un ser humano tan indefenso”, agregó.
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Un padre les habla a otros padres que se encuentran en una situación similar:
¡Lo único que no es negociable es el abandono!
Tienen que estar siempre, ayudar a las enfermeras, apoyar con el proceso, crear vías alternas para seguir avanzando.
¡Se vale estar triste!
Se pueden enojar, desesperar, quedarte sin dinero o sentirte impotente ante tal situación. Pueden gritar, llorar, pedir ayuda pero sin tirar la toalla.
El horario cambia
La demanda de los bebés es excesiva. Pañales, baberos, esterilizar las pachas, los pepes, el saca-leches, bañarlos, cambiarlo, dormirlo, sacarle el aire, entre otro sin fin de imprevistos que van pasando en el tiempo.
¡Van aprendiendo cada día!
Conocen sobre enfermedades prematuros, los cuidados, medicinas, casos de la vida real, tips de cómo salir adelante si presentan diversos síntomas; aprenden a cambiar pañales, a dar pacha, a cargarlo en distintas posiciones dependiendo si está dormido, si tiene reflujo, si tiene gases, si tiene hipo.
¡Sean pacientes!
La paciencia es el reto más grande; aprendan a dejar todo en manos de Dios; la medicina logra estabilizar el dolor y los síntomas pero la cura viene de arriba.
El bebé es responsabilidad de ambos
El padre no está “ayudando” a la mamá; es un trabajo en equipo. Dediquen su tiempo a bañarlo, cargarlo y dormirlo en sus brazos. La fortaleza del papá por alguna razón mágica calma la ansiedad de los bebes.
No olviden, además, crear un ambiente idóneo a beneficio de su salud: no fumen, eviten el polvo y lávense las manos constantemente.
Demuéstrenle su amor y cariño
Abracen, besen y hasta tómenle fotos a su hijo cuantas veces puedan. Sepan que ese momento jamás va regresar. Los mejores momentos pueden ser causa de lamento en el futuro por estar ocupados en otras cosas que no alimentan la vida de tu familia.
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