La adicción al sexo o sexo compulsivo (también conocida como ‘donjuanismo’) se refiere a un conjunto de conductas con formato repetido y de carácter compulsivo dirigidas a mantener relaciones sexuales, habitualmente con diferentes parejas, con el fin de satisfacer un intenso y frecuente deseo sexual. Se calcula que un 6% de la población puede sufrir este trastorno.
Relate, una conocida organización británica de apoyo a las personas con problemas en sus relaciones, define la adicción sexual como "cualquier actividad sexual que una persona siente que está "fuera de su control".
Tal es el caso de Rebecca Baker, que llegó enfrentar problemas por la necesidad que sentía de tener un encuentro sexual, "En el peor momento, incluso tener sexo cinco veces al día no era suficiente", dijo.
Sin embargo, la adicción al sexo no es considerada como un vicio al igual que las drogas o el alcohol, a pesar de tener demasiados puntos en común. Sobre todo, porque quienes creen ser adictos al sexo no reciben ayuda alguna por parte del servicio de salud.
"Los adictos se dan cuenta de que su adicción está causando daño pero no pueden parar, y reconocen que necesitan ayuda para que se produzca un cambio", dijo Saddington, terapeuta sexual de Relate.
La experta considera que la adicción al sexo tiene el mismo efecto incapacitante, en las relaciones, afectando la familia, la situación financiera y sobre todo el estado mental; por esa razón urge recibir apoyo para rehabilitarse, como de cualquier otra adicción.
Lo que sí está claro es que un adicto al sexo no puede recuperarse solo. Rebecca Barker, perdió el control de su vida por una adicción al sexo, luego de tener a su tercer hijo, su problema acabó arruinando su relación de pareja.
"Yo sentía que todo me hacía pensar en eso. Creo que estaba vinculado a mi depresión y a la falta de serotonina. Yo sentía que el cuerpo entero me lo pedía", dijo Barker.
Adicional a eso, tuvo que enfrentar otros problemas y terminó por aislarse de todo su círculo social, incluso su familia. La adicción fue insostenible para su pareja y terminaron por separarse. También fue diagnosticada con depresión, luego de la ruptura, se mudó a Francia y buscó ayuda.
Gracias a los cambios en el estilo de vida y el tratamiento que recibió para sus trastornos emocionales, logró superar la depresión y adicción al sexo.
En el Reino Unido el número de terapeutas sexuales se ha duplicado en los últimos cinco años y el número de adictos que visitan su centro se ha cuadruplicado en la última década.
Se espera que la Organización Mundial de la Salud (OMS) pueda aprobar en mayo de 2019 el "Trastorno del comportamiento sexual compulsivo" y lo incluya dentro de la Clasificación Internacional de Enfermedades, para ofrecer a la población un tratamiento adecuado.