El agua es indispensable en nuestras vidas y aunque ya tenemos claro la cantidad que debemos tomar al día, no sabemos con exactitud de qué forma hacerlo cuando practicamos un deporte o realizamos algún tipo de ejercicio.
Tomar agua debe ser un hábito que refuerce la actividad deportiva y mejore el rendimiento evitando que nuestras funciones vitales fallen y puedan mantenerse en perfecto estado. El esfuerzo físico requiere mayor hidratación y si descuidamos esta parte, podemos sufrir síntomas como fatiga muscular, mareos, dolor de cabeza, aumento de calor, ente otros malestares que dañan a nuestro organismo.
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La cantidad de agua que vamos a injerir va a depender del tiempo y la intensidad de ejercicio que se realice pero en promedio, podemos estipular las siguientes:
- Antes: 500 ml 1 hora antes (El agua funciona como regulador del cuerpo, permitiendo un equilibrio en la temperatura corporal disminuyendo la percepción de esfuerzo).
- Durante: 100 -200 ml cada 20 minutos (Repone el agua perdida a través del sudor y la orina, generando que los niveles de glucosa en sangre se mantengan estables).
- Después: 600 a 700 ml (Acelera la recuperación del desgaste físico y estableciendo un rehidratación de manera más rápida).
Lo importante es conseguir el equilibrio entre los líquidos que el organismo necesita para que su sistema trabaje con normalidad.