Salud

Herpes...¿otra vez?

lunes 2, marzo 2015 - 8:05 am

herpes labial

 

Estás tomando sol y empiezas a sentir esa molestia o ardor, entonces viene la picazón. No, no puede ser - piensas -, si este año ya me tocó. Pero sí: está gestándose nuevamente un herpes y, durante cuatro o cinco días (aunque "oficialmente" se habla de una semana), vas a tener a ese visitante ahí, que es un problema de salud, también un atentado a la estética y, sobre todo, una gran incomodidad: que ponerte cremita, el ungüento, que no tomar sol y andar tapando esa zona, que la sal del mar te hace picar, que si comés picante es peor, que una amiga te dijo que tal cosa le funcionó... Pero acá la cuestión es: ¿por qué aparecen los herpes y qué tienen para decir?

¿Qué son?

Los herpes - que no son otra cosa que diferentes ampollitas con líquido que se ubican todas juntas - derivan de una enfermedad frecuente en la piel que se produce, justamente, por el virus del herpes simple (HSV).

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Habitualmente, el tipo I (el que nos ocupa en este caso) se ubica en los labios, la periferia de la boca e incluso en la nariz y la pera; mientras que el tipo II puede aparecer en la zona genital.

Obviamente, la "pregunta del millón" es por qué vuelven y si siempre lo hacen en la misma zona. La realidad es que no: no necesariamente un herpes se repite en el mismo lugar que el anterior, pero, lamentablemente, sí vuelven. Es que una vez que el virus se alojó en el cuerpo, queda en los ganglios sensitivos latente y a la expectativa.

¿De qué? De muchos factores que pueden despertarlo, por ejemplo, el sol (actúa como vasodilatador), una mordedura y procedimientos estéticos como el peeling o los rellenos. También reacciona frente al estrés y el ciclo menstrual.

¿Cómo tratarlos?

Si eres de las víctimas habituales de este problema, es muy posible que estés harta de la cremita y que las últimas veces hayas decidido mostrarle al mundo tu herpes y aceptarlo antes que atacarlo... sin grandes éxitos.

Sin embargo, no es una buena idea porque, aunque no lo resuelvas con la efectividad con que te gustaría, colocarte un antiviral en la zona afectada varias veces al día - el más común es el aciclovir, pero hay otros de la misma familia, como el valaciclovir y el famciclovir - realmente ayuda a que los síntomas te den un respiro.

También hace que los herpes duren menos y disminuye la posibilidad de contagio, algo que puede pasar por contacto directo o a través de saliva y fluidos corporales de alguien afectado hacia una persona que no tiene el virus. Tené en cuenta que esto incluye no sólo los besos, sino también compartir un vaso, tomar mate e incluso estornudar cerca.

Volviendo al tratamiento, otra opción es la medicación por vía oral. Quienes ya tienen el virus muchas veces toman pastillas antivirales apenas empiezan a sentir la más mínima picazón.

Pero, como pasa en muchas otras enfermedades, esto no está bueno porque la medicación tiene que estar prescripta por un dermatólogo que te diga cómo y en qué dosis tomarla, dentro de las primeras 72 horas. Después, ya no tienes oportunidad de que haga efecto, así que mejor no perder tiempo ni plata... y mucho menos exponerte inútilmente a un fármaco.

¿Qué nos dicen?

Ya lo sabes: cuando aparece una enfermedad de este tipo, generalmente, es más que eso; y no te sirve de mucho pensar solamente qué tomar o cómo tratarla sin intentar entender por qué te apareció, qué te quiere contar.

En este sentido, en su libro Conocernos, ¿qué nos quiere decir el cuerpo con la enfermedad?, Jomán Romero da una teoría más que interesante sobre los herpes, partiendo de su ubicación. Como por lo general salen en la boca, el autor plantea que los herpes vienen a mostrarnos alguna problemática relacionada con lo que no queremos o no podemos decir, o pueden tener que ver con cierto temor o incertidumbre respecto del contacto físico, especialmente con parejas nuevas. Por eso, si tenés herpes a repetición, un buen ejercicio sería pensar: ¿me estoy callando algo que debería decir? o ¿qué situación no estoy enfrentando como debería? Quién te dice, quizás encontrás un antídoto mucho más potente que un antiviral.

Remedios caseros

* Para disminuir la inflamación: se usa una compresa de hielo envuelta en una toalla, como si fuera un chichón.

* Para reducir la picazón: aplica directo sobre el herpes una bolsita de té negro.

* Para que te dure menos: pon unas gotas de leche directamente sobre el herpes o una mezcla de miel y vinagre.

* Para favorecer la cicatrización: el limón es un clásico antiséptico. Puede resultar un poco molesto aplicado directamente, pero es muy efectivo. Puedes usarlo hasta tres veces por día. Y si no, violeta de genciana, que se consigue en las herboristerías, dietéticas e incluso en algunas farmacias, y tiene amplio poder cicatrizante.

 

Fuente: revistaohlala.com



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