En las últimas décadas, la actividad física se ha visto desplazada por un mayor sedentarismo y las personas pasan cada vez más horas del día dedicadas al estudio o al trabajo. Estos niveles de sedentarismo son tan altos, que ya empieza a considerarse como un peligro para la salud de los seres humanos. Pero no solo la población adulta es afectada por estos malestares, sino que los niños y adolescentes están sufriendo enfermedades debido a la falta de ejercicio.
Preocupados por cómo el sedentarismo empieza a impactar en el ritmo de la población infantil y juvenil, el Comité Olímpico Internacional (COI), en conjunto con otras instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS), reunió a un grupo de expertos en enero de 2011 para discutir el papel y la importancia del deporte en la salud, aptitud y estado mental de los jóvenes; para evaluar la evidencia científica y así establecer una serie de bases para la toma de decisiones.
El objetivo de la investigación del Centro de Salud y Rendimiento de la Universidad de Guelph, en Canadá, fue identificar las soluciones potenciales propuestas por el COI, comparándolas con las colaboraciones entre algunos gobiernos, así como sus programas de promoción al deporte en niños y adolescentes; conociendo por qué los niños y adolescentes no están practicando deportes, a pesar de los esfuerzos gubernamentales.
De acuerdo con el estudio Declaración de consenso del Comité Olímpico Internacional sobre la salud y la aptitud de los jóvenes a través de la actividad física y el deporte, realizado por especialistas de la Universidad de Guelph, y liderado por la Dra. Margo Mountjoy, se estima que actualmente las características del síndrome metabólico están afectando a entre un 3% y un 14% de los jóvenes a nivel global, lo que favorece el aumento de la obesidad en niños y jóvenes.
“Los estudios observacionales han encontrado que en la población infantil y juvenil existe una estrecha relación entre sobrepeso, obesidad y bajos niveles de actividad física, combinación ideal para que el síndrome metabólico se manifieste. Un fenómeno alarmante, si consideramos que hasta hace poco el síndrome metabólico era un padecimiento exclusivo de los adultos”, considera la Dra. Mountjoy.
Por ejemplo, dado el alto índice de sobrepeso y obesidad en niños y jóvenes, se pudo concluir que las intervenciones de promoción del deporte en esta población son fundamentales para detener esta prevalencia que parece ir en alza. Pero no basta con campañas de fomento a la actividad física. Estudios realizados por el COI sugieren que las campañas deben ser más específicas en cuanto a la difusión deportiva, por ejemplo, informar a los padres sobre el efecto benéfico de una prolongada actividad física en los niveles de lípidos en sangre de personas jóvenes.
La idea sería establecer estrategias publicitarias que puntualicen que niños y jóvenes deben practicar un mínimo de 40 minutos de actividad física al día, cinco días a la semana y con una duración de, por lo menos, cuatro meses para lograr una mejoría considerable en sus niveles de lípidos y lipoproteínas.
De esa forma, dicen los expertos, podrán apreciarse resultados visibles no sólo en la complexión física, sino que asegurarán un crecimiento sano, serán menos propensos a padecer enfermedades crónicas al llegar a la edad adulta, y podría verse una mejoría generalizada en un rendimiento académico prome