Los certificados de vacunación para la fiebre amarilla, que hasta ahora servían máximo por diez años, serán válidos para toda la vida, según decidió la Asamblea Mundial de la Salud.
Se reunieron en Ginebra los Estados miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en un encuentro anual, donde se aprobaron una veintena de resoluciones, entre las que destaca la que modifica las Regulaciones Internacionales de Salud en lo que respecta a la fiebre amarilla.
Hasta ahora los certificados de vacunación sólo eran válidos durante diez años, pero hoy los delegados de la Asamblea decidieron modificar la norma y establecer que los certificados durarán indefinidamente.
Esta decisión se ha tomado basada en la recomendación del Grupo de Asesoramiento de Expertos Estratégicos (SAGE, en sus siglas en inglés).
Por otra parte, en la última jornada, los representantes solicitaron que se redacte un borrador de resolución para ser aprobado el próximo año sobre un Plan de Acción de lucha contra la resistencia a los antibióticos.
Los delegados reconocieron que es un problema creciente y se van a dar un año para profundizar sobre el tema y plantear un programa multisectorial a aprobar en la próxima Asamblea.
Durante la semana se adoptaron resoluciones sobre varios temas, entre los que destacaron la lucha contra la tuberculosis, la hepatitis y la salud neonatal.
La hepatitis cobra anualmente la vida de 1,4 millones de personas.
La resolución urge a los países a que desarrollen programas de prevención de la hepatitis, al tiempo que refuercen los programas de inmunización para reducir la incidencia de los tipos para los que existen vacunas.
Tuberculosis
Se pretende que en 2035 la mortalidad por la enfermedad se haya reducido un 95 por ciento y su incidencia en un 90 por ciento, "o a menos de 10 casos por 100,000 habitantes", especifica el texto.
Mortalidad entre los recién nacidos
Concretamente, el Plan tiene como objetivo lograr que por cada 1,000 nacimientos, sólo se produzcan 10 decesos, dado que, actualmente, en países como Pakistán se dan estadísticas de 50 muertes por cada millar de nacidos, mientras que en lugares como Suecia la ratio es de 5 decesos por cada mil nacidos.
El Plan establece la necesidad de implementar medidas simples y prácticas pero muy efectivas para la reducción de las muertes de los recién nacidos.
Algunas de estas prácticas son resucitar a los bebés que nacen con problemas respiratorios; secar bien al recién nacido para evitar hipotermia; poner clorhexidina en el cordón umbilical para evitar una infección; amamantar inmediatamente; y colocar al recién nacido sobre el pecho de su madre para recuperar el calor, acompasar el ritmo cardíaco y estimular la subida de la leche.
Casi 3 millones de recién nacidos mueren antes de cumplir un mes de vida, y otros 2,6 millones fallecen durante las primeras 24 horas de vida (de los que 1,2 millones durante el parto).
La Asamblea también aprobó una resolución que urge a los Estados miembros a poner más atención al tratamiento médico que reciben los niños que sufren autismo y otros trastornos mentales y asegurarse que estos casos se incluyen en los programas de salud específicos para niños y adolescentes.
La resolución se aprobó tras constatar que en muchos países los niños con autismo no reciben tratamiento específico de los sistemas de salud.
Por otra parte, los delegados que asistieron a la Asamblea aprobaron una resolución que pide a los Estados miembros a que implementen planes que visen a acabar con el estigma que padecen las personas con psoriasis.EFE