Hasta 68 tipos de antibióticos, residuos que incluso en bajas concentraciones pueden suponer un peligro medioambiental, han sido detectados en los ríos y lagos de toda China, origen de la mayoría del agua corriente de las ciudades del gigante asiático, según un estudio.
El informe, elaborado por investigadores de las universidades de Tongji y de Ciencia y Tecnología de la China Oriental, en Shanghái, y de la Universidad Tsinghua de Pekín, asegura que la situación es fruto del abuso sistemático y crónico de estos medicamentos en el país.
En el documento, los académicos chinos avisan además de la actual dependencia de los antibióticos tanto en el sistema sanitario chino como en la agricultura, la ganadería y la piscifactoría.
Cada chino consume como promedio 138 gramos de antibióticos al año, cifra que multiplica por 10 la media en Estados Unidos, según estimaciones de las autoridades sanitarias del país asiático.
En China se producen casi 1,300 tipos de productos farmacéuticos y de cuidado personal que en el 70 por ciento de los casos son antibióticos, cuando la media mundial está en torno a un 30 por ciento, indica el estudio.
Esto se debe a que el 70 por ciento de los pacientes ingresados en centros médicos en China, y el 50 por ciento de los pacientes no ingresados, reciben también tratamientos con antibióticos.
A menudo es innecesario, ya que ocho de cada 10 pacientes con resfriados comunes y fiebre son tratados con antibióticos, alertó el prestigioso médico y legislador chino Zhong Nanshan al "Diario del Pueblo".
Según Zhong, los médicos chinos suelen pensar que si utilizan todos los recursos disponibles para tratar a un enfermo, menos probabilidades tendrán de ser percibidos como médicos ineficaces por sus pacientes si no se recuperan.
Además, indicó, en muchos casos, cuantos más medicamentos prescriban, mayor será la cantidad que recibirán del centro médico por tratar al paciente, lo que tiende a agravar el problema.
A eso se suma que el uso de antibióticos en la cría de aves, vacas, cerdos, peces y marisco no está restringido legalmente en China.
La prensa china recoge el testimonio de un funcionario medioambiental que denuncia que en las piscifactorías "se suelen añadir hormonas para que los peces, los cangrejos y las gambas crezcan más deprisa, y entonces, para evitar que enfermen, añaden también montones de antibióticos". EFE