El debate sobre las graves lesiones cerebrales que pueden derivarse de los duros golpes que se propinan los jugadores en el fútbol americano empaña el deporte más popular en EEUU, que ayer congregó a millones de personas frente al televisor en la final de la Super Bowl.
La batalla legal en la que están inmersos miles de exjugadores con la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL) por las lesiones en los partidos y sus consecuencias, en muchos casos crónicas, ha hecho crecer los temores sobre este deporte, cuya práctica en las escuelas e institutos ha caído en los últimos años.
El número de niños de entre 6 y 12 años que juegan al fútbol americano descendió en un 35 por ciento entre 2007 y 2011, según un estudio reciente de Sports & Fitness Industry Association.
Unos tres millones de niños practican este deporte, pese a que los padres en EEUU son cada vez más reticentes a que sus hijos jueguen al fútbol americano y les animan a apuntarse a otras competiciones menos violentas y también populares como las de baloncesto, béisbol y fútbol ("soccer").
Esta tendencia la reflejan los resultados de un estudio de The Wall Street Journal y NBC News publicado el jueves: el 40 por ciento de los estadounidenses no querría que sus hijos practicaran fútbol americano por los peligros que encierra.
El propio presidente de Estados Unidos, Barack Obama, confesó recientemente en varias entrevistas que, aunque es un gran seguidor del fútbol americano, "no dejaría" a un hijo suyo dedicarse a este deporte profesionalmente.
Los expertos consultados por Efe consideran que son los jóvenes jugadores no profesionales los que están más expuestos a los peligros que conlleva la práctica de este deporte, puesto que no disponen ni del entrenamiento ni de los medios que sí tienen los profesionales.
"Es imposible eliminar completamente las lesiones en el deporte, pero es perfectamente factible mitigar el daño con una adecuada rehabilitación. Los padres deberían fijarse en los tratamientos de los profesionales para aconsejar a sus hijos", dijo a Efe Adam Tanase, un médico quiropráctico de Sant Louis (Misuri) que lleva más de una década ayudando a deportistas profesionales a recuperarse de sus lesiones.
Y añadió: "La razón por la que los jugadores profesionales pueden seguir jugando al máximo nivel a pesar de los duros golpes que reciben tiene un nombre: medicina deportiva. Reciben tratamiento constante para la movilidad, rehabilitación y ajustes quiroprácticos".
El fútbol americano es un deporte duro y violento en el que los jugadores, a pesar de estar protegidos, reciben constantemente fuertes golpes y a gran velocidad, lo más peligrosos en la cabeza.
La dolencia más grave relacionada con este deporte es la conmoción cerebral, es decir, una lesión traumática del cerebro que puede conducir al suicido, la depresión, la demencia o incluso la muerte.
Los riesgos para la salud asociados a este deporte volvieron a estar de actualidad hace tan sólo unas semanas, cuando una juez rechazó por insuficiente el acuerdo en el que la NFL aceptó en agosto del año pasado compensar con 765 millones de dólares a más de 18,000 profesionales retirados que habían demandado a la competición por conmociones cerebrales causadas por los golpes en el juego.
El litigio comenzó a raíz de una demanda presentada por más de 4,500 exjugadores y familiares contra la NFL por esconder estos riesgos conocidos desde hace décadas para hacer volver a los jugadores a los partidos y proteger la imagen de la liga.
La NFL ha negado una y otra vez cualquier acción indebida, al tiempo que ha reiterado que trabaja más que nunca en la seguridad de los jugadores con un nuevo protocolo de reglas a seguir durante los partidos.
Con el acuerdo judicial, la NFL quería poner fin a las demandas por conmociones cerebrales, un problema muy serio para los jugadores ya que en muchos casos estas lesiones han derivado en graves enfermedades crónicas.
El 85 por ciento de las muertes en el fútbol americano se deben a lesiones en la cabeza o en el cuello, según los últimos datos oficiales.
Las lesiones en la médula espinal son otro de los grandes riesgos de la práctica del fútbol americano, y según la fundación The Gridiron Heroes el coste médico de este tipo de lesiones está entre los 150,000 y los 500,000 dólares.
Los altos costos en la atención sanitaria de estas lesiones en un país donde millones de personas no tienen todavía cobertura médica pese a la reforma sanitaria de Barack Obama es otro de los aspectos que inclinan a los padres a sugerir a sus hijos: "¿Y no prefieres el baloncesto, o el fútbol que ahora está muy de moda?", como dijo Monica Morris, una profesora y madre de Virginia, a su pequeño de ocho años al inicio de este curso escolar. EFE