Según la Organización Mundial de la Salud, la lactancia materna es la forma ideal de aportar a los niños pequeños, los nutrientes que necesitan para un crecimiento y desarrollo saludables. Lo que la convierte en insustituible por lo menos hasta después de los seis meses de vida.
“La leche materna es el estándar de oro, es un fluido vivo que no es similar en toda la mamada y cumple con diferentes funciones de alimentación para el lactante, al principio calma la sed, a media mamada la leche se espesa y calma el hambre, al final es mucho más espesa, para saciar el apetito del bebé”, explica Pedro Rodríguez, pediatra neonatólogo del hospital Bloom.
Mónica Tesone, experta en lactancia materna de Argentina asegura que “lo esperado, es que la madre amamante a su nene, a menos que algún tipo de enfermedad lo contraindique. “Los chicos que no reciben lactancia materna, tienen riesgos de padecer obesidad, enfermedades infecciosas, otitis, riesgos de enfermedades respiratorias, digestivas, enfermedades cardiovasculares, diabetes, entre otras”.
Se recomienda, que la lactancia sea exclusiva hasta los seis meses y seguir amamantando hasta los dos años con alimentación complementaria.