Los programas de alimentación escolar tienen que ser vistos como una inversión, no como un gasto, afirmó el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas al divulgar hoy en Brasil el primer informe sobre el tema.
"Estos programas tienen un efecto importante para fomentar la equidad, sobre todo en los países más vulnerables. Tenemos datos que demuestran que, por cada dólar que se invierte, los retornos están entre tres y ocho dólares", dijo en entrevista a la agencia dpa la autora principal del estudio, la ecuatoriana Carmen Burbano.
El estudio del PMA revela que, actualmente, sólo uno de cada cinco niños recibe una comida en la escuela todos los días en los 169 países investigados.
Según el informe, la cobertura de los programas de alimentación escolar "es mínima en donde más se la necesita": los países de bajos ingresos, donde sólo alcanza a un 18 por ciento de los niños, frente al 49 por ciento en los países de ingreso medio.
Burbano afirmó que América Latina representa "un ejemplo mundial" en el campo de la alimentación escolar, con programas financiados mayoritariamente por los Estados que, en muchos casos, alcanzan a casi el 100 por cien de los niños.
"Entre las estrellas está Brasil, con un programa de muy buena calidad que conecta con la agricultura familiar, y que atiende al 100 por ciento de los niños desde los tres años de edad hasta la secundaria. Pero también Chile, Ecuador y México son ejemplos mundiales", expresó la funcionaria.
Burbano apuntó que el programa ecuatoriano, así como el brasileño, tienen cobertura universal, mientras que en Chile está enfocado hacia los niños más pobres, "lo que también es una buena práctica, porque Chile tiene capacidad de identificar a todos los niños en pobreza y déficit de nutrición mediante un programa muy avanzado de análisis de vulnerabilidad de cada hogar".
En México, destacó que el programa de alimentación escolar recibió un impulso importante tras la investidura del presidente Enrique Peña Nieto, que lo convirtió en "una de las estrategias principales de la Cruzada contra el Hambre que lanzó en sus primeros meses de mandato".
Burbano destacó que incluso en Haití, el país más pobre de las Américas, dos millones de niños -la casi totalidad de los que están en la escuela- reciben una comida diaria, gracias principalmente a donaciones del propio PMA y de países como Estados Unidos.
Según la representante del PMA, los problemas más graves de la alimentación escolar son detectados en países de bajo nivel de desarrollo que enfrentan o han enfrentado conflictos armados, como Sudán, Afganistán y Mali.
El informe divulgado hoy simultáneamente en Suiza, Estados Unidos y Brasil apunta que las inversiones -mayoritariamente gubernamentales- en programas de alimentación escolar alcanzan los 75.000 millones de dólares en los 169 países investigados y benefician a 368 millones de niños.
"La alimentación escolar garantiza que, en donde haya educación de calidad, los niños podrán aprovechar la oportunidad de aprender", expresó la directora ejecutiva del PMA, Ertharin Cousin, quien destacó que esta inversión "rendirá dividendos en el futuro con una generación de adultos mejor educados, más fuertes y más sanos", además de evitar "que los más vulnerables sufran en tiempos de crisis".
Con Cousin coincidió Burbano: "Durante las crisis de los alimentos y del petróleo en 2008 muchos gobiernos luchaban por proteger a los más vulnerables del hambre y recurrían a las comidas escolares para lograrlo. En la recesión actual, incluso los países desarrollados están examinando cómo las comidas escolares pueden evitar que estas familias sigan cayendo en la pobreza y el hambre”.
El PMA, que opera programas de alimentación escolar en países en desarrollo desde hace más de medio siglo, proporcionó el año pasado comidas a 24,7 millones de niños en 63 países. DPA