Las mujeres por naturaleza somos controladoras, nos encanta tener bajo control todas las actividades que hacemos, desde el trabajo hasta una escapada de fin de semana con nuestra pareja.

Sin embargo para alcanzar el éxito en las relaciones sexuales es necesario soltarnos un poco y dejarnos llevar.

Muchos de los errores que cometemos en la intimidad suelen pasar desapercibidos, tal como explica la psicóloga y experta en sexología de Psytel, Silvia Sanz García.

A continuación detallamos cuáles son los más comunes y cómo podemos resolverlos o evitarlos:

• No tomar la iniciativa

Algunas mujeres se sienten incomodas o temen tomar la iniciativa, a veces por miedo a lo que se pueda pensar de ellas. Este comportamiento o actitud es un error en las relaciones sexuales, puesto que, tal como revela la experta de Psytel, a los hombres también les agrada que ellas tengan un papel activo y que les sorprendan.

• Censurar alguna practica 

Eliminemos la creencia de que ciertos actos sexuales son equivalentes a aspectos como la promiscuidad. Así, tal como revela Silvia Sanz, en el sexo, todo vale, siempre y cuando este consensuado pues es un modo más de comunicarnos.

• Creer que ellos solo tienen una zona erógena 

La sexóloga aconseja que, cuando iniciemos una relación sexual, acariciemos todo el cuerpo de nuestra pareja, pues, tal como explica, a los hombres no les gusta que solo nos centremos en sus genitales. Podemos tocar otras zonas erógenas secundarias como sus pezones, sus nalgas, su cuello y su abdomen.

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• Excitarles al máximo y luego negarse a tener relaciones 

Trabajar la excitación masculina y decir después que no te apetece tener relaciones no es adecuado. Es mejor hablarlo antes de excitar a la pareja y posponerlo para otro momento. "No inicies algo que no quieres finalizar", aconseja Silvia Sanz.

• Mordisquear o apretar con fuerza las zonas sensibles

Otro de los errores más frecuentes son los mordisquitos,  que aunque pueden ser muy eróticos en lugares como el cuello o los labios pueden ser incómodos en sus genitales, sobre todo durante el sexo oral. Los testículos también son una zona erógena que a los hombres les encanta que se les acaricie, pero con delicadeza.

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• Creer que si no le apetece tener relaciones no te quiere

Tenemos que aprender a decir no en las relaciones sexuales, y aceptar el no del otro. Si a él no le apetece, hay que respetarle y no creer que tiene deseo en todo momento. Las presiones del día a día pueden tener efecto sobres su libido, y esa falta de interés sexual puede sorprenderte y llevarte a pensar que él no te desea,  pero eso es un error.

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• Descuidar la higiene y lencería

No olvides cuidar siempre tu aspecto, tu higiene y, por qué no, tu lencería. Erotizar el momento puede ayudarles mucho a mejorar las relaciones sexuales, pues en general para los hombres el aspecto visual es muy excitante.

• Comparar con ex parejas 

No es buena idea comparar aspectos relacionados con la duración del acto o la pericia sexual de otras parejas.  Es importante aceptarlo como es, para que se sienta seguro y comodo de compartir contigo en la intimidad.

• Negarte a probar cosas nuevas es uno de los errores más frecuentes

Si tu pareja quiere probar algo nuevo, no significa que no esté satisfecho. Inténtalo siempre y cuando estés cómoda y no te sientas obligada a hacer algo que no quieres. Puedes intentar sorprenderle con lugares, ropa interior, juegos, posturas...

• Pedir más sin respetar tiempos de descanso y recuperación 

Es uno de los errores frecuentes, querer seguir el acto sexual cuando se llega al orgasmo, pues al eyacular el miembro masculino se relaja y es necesario un tiempo para que pueda volver a tener una erección. No intentes estimularlo de inmediato, pues es algo que puede ser desagradable o doloroso para ellos.

• Fingir un orgasmo 

La confianza es algo que se gana con el paso del tiempo, así que por mucho placer que él te haya dado si no has alcanzado el orgasmo, no lo finjas. Tal como explica la experta de Psytel es una de las peores cosas que puedes hacer, díselo, el placer te lo proporciona todo el juego sexual, no solo el orgasmo.

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