Los hombres, la ciencia e incluso los grandes poetas han tratado de entender uno de los secretos más grandes de todos los tiempos, la ubicación del punto más sensible de la mujer, donde se desencadena un lluvia de placer; se ha invertido tiempo, energías, avances científicos y los expertos no han podido comprender este misterio.
Lo dijo una vez, la sabía y famosa escritora chilena, Isabel Allende, “Para las mujeres el mejor afrodisiaco son las palabras, el punto G está en los oídos, el que busque más abajo está perdiendo el tiempo”, frase que quedó inmortalizada.
Pero, ¿qué tan cierto será? Algo tan sencillo como las palabras, los piropos y los mensajes candentes al oído, juegan un papel básico en la relación de pareja, puede ser un boom, incluso permite mejorar cada una de las experiencias sexuales y hacerlas inolvidables.
Se ha dicho en innumerables ocasiones que los hombres son visuales, necesitan ver, tocar, sentir; mientras que las mujeres preferimos las palabras, escuchar y amamos que constantemente nos recuerden cuanto les importamos.
Un error que cometen seguido los hombres es dar por hecho todo; sí, sabemos que nos aman, nos desean e incluso piensan en nosotras, pero necesitamos que nos lo digan.
Además de la pasión y el deseo, la mujer por naturaleza busca ternura, sentirse querida, es por eso que “las palabras bonitas” nunca están de más.