La tinta utilizada para realizar tatuajes contiene pigmentos de baja pureza, no fabricados específicamente para decorar la piel ni autorizados para su uso en cosmética y que pueden producir riesgos para la salud, según un informe de la Comisión Europea (CE).
El estudio, que analiza la seguridad de los tatuajes y de los maquillajes permanentes, revela que la mayoría de las tintas utilizadas para tatuar se importan de Estados Unidos y que se puede producir la degradación de sus colorantes en la piel, en particular durante la exposición a los rayos del sol o los rayos ultravioletas, así como al láser.
Cerca del 80% de esos colorantes utilizados en los tatuajes son orgánicos y más del 60% son pigmentos azoicos, algunos de los cuales pueden liberar aminoácidos aromáticos cancerígenos, advierte el informe.
Advierte por otra parte de la escasa información disponible por ejemplo sobre las complicaciones derivadas de los tatuajes, al no existir una recopilación sistemática de datos.
No obstante, señala que la mayoría de reclamos están relacionados con el proceso de curación aunque en alrededor del 5% de las personas tatuadas se pueden producir infecciones bacterianas. También advierte de la posibilidad de alergias y de una hipersensibilidad.
Otros efectos adversos, como los desórdenes en la pigmentación de la piel, "pueden afectar a entre el 5 y el 15% de los pacientes que utilizan una terapia de láser, que no siempre es efectiva a la hora de eliminar totalmente los tatuajes no deseados" y que algunas reacciones pueden aparecer después de décadas, advierte el informe.
Este estudio se realizó con el objetivo de aportar datos suficientes para estudiar si es necesaria una legislación adecuada con respecto a las tintas y las sustancias químicas que las componen.
EFE