Aunque el pánico sea el primero que se apodere de nosotros como padres, lo primero que debemos hacer es poner en tratamiento a nuestro hijo para evitar las crisis.
Si ya sabemos que nuestro hijo padece asma, significa que está en tratamiento, sin embargo, hay situaciones que pueden exponerlo al riesgo de sufrir una crisis asmática.
Pero antes de preocuparnos solo con pensarlo, debemos identificar señales que nos pueden alertar.
El sitio kidshealth.com recopila una serie de advertencias que tener en cuenta, una de ellas es la presencia de dos crisis durante una semana en la que con el medicamento se han logrado superar, pero esta, es suficiente señal para visitar al pediatra y someterse a un nuevo tratamiento.
“Hay diferentes elementos que contribuyen a episodios de crisis, por ejemplo, consumir alimentos con colorantes, bebidas muy heladas, jugos artificiales o climas muy calurosos o muy fríos”, explica el pediatra Heriberto Contreras.
Una vez el niño esté bajo tratamiento, puede desempeñar una vida normal, es decir olvidemos el mito de que el ejercicio les puede afectar. Si cumple con su tratamiento
y cuenta con el inhalador o cualquier otro objeto recetado puede hacer ejercicio sin ningún problema, señala Contreras.
¿Cómo predecir una crisis asmática?
Las crisis pueden surgir sin previo aviso, pero hay señales de alerta como ataques de tos aunque no esté resfriado, respiración acelerada o irregular, fatiga inusual, problemas al sentarseo quedarse parado y sueño inquietante.
¿Puede su hijo tener asma?
Los silbidos al terminar de respirar o al inicio son una señal, también si observa que mueve la nariz como demostrando que le hace falta el aire o frases como “me siento cansado”, “me falta el aire”, son algunas a las que debe estar atento.