Sus múltiples propiedades y fácil consumo los han convertido en superalimentos estrella; pero existen diferentes preparaciones que potencian algunas de sus cualidades. Dos especialistas en naturopatía explican cómo comerlas y qué características y nutrientes estimulan cada método.
Tostadas
Cocinar las semillas en una sartén o en el horno tiene como propósito potenciar su sabor, más que una función nutritiva, como lo es la activación. “Tostar semillas genera una combustión dentro de ella, eliminando sustancias sulfurosas y nitrogenadas. Al tostarlas se activan y dan un sentido diferente a los alimentos, realzando su olor y sabor”, dice Beatriz Chávez.
“En general no se recomienda el consumo de nueces, almendras, pistachos, maní, etc., tostados, menos aun si se les añade sal”, advierte el especialista de Natural Clinic. Es importante que al tostarlas se tenga cuidado en que no cambien su color (solo se doran), para no dañarlas y que no pierdan sustancias antioxidantes.
Realizar esta preparación en casa es muy fácil: “Para ganar sabor, esparcir una capa de semillas o frutos secos enteros, picados o laminados, en una bandeja sin enmantequillar. Calentar el horno a 175 °C y hornear entre 5 y 10 minutos, o hasta que empiecen a dorarse; remover una o dos veces hasta que empiecen a tostarse. Sacar la bandeja y dejar reposar”, describe Cárdenas. Para acompañar ensaladas o como snack saludables, son comunes las semillas tostadas de girasol, calabaza y sésamo.
Activadas
Se refiere al proceso de remojarlas en agua por algunas horas y luego secarlas. “Se llama activación porque al realizar este proceso se neutralizan ciertos inhibidores enzimáticos presentes en las semillas o frutos secos. Al remojarlas se vuelven más fáciles de digerir y las vitaminas y minerales presentes se absorben con mayor facilidad”, explica Miguel Ángel Cárdenas, naturópata y director del centro de medicina natural Natural Clinic.
Para que la activación funcione es importante que las semillas o frutos secos estén crudos, jamás tostados. “La activación carga las semillas de oxígeno a través del agua, las ablanda y se genera una sustancia viva, nutritiva y de fácil asimilación”, complementa la doctora en medicina con magíster en Medicina Ayurveda María Beatriz Chávez. Ambos especialistas coinciden en que el agua utilizada para la activación no debe ser consumida. En esta categoría de preparación entran frutos secos como nueces, almendras y pistachos, y semillas de calabaza, chía, linaza y lentejas, entre muchas otras. El tiempo de remojo varía entre dos y 12 horas.
Germinadas
También conocidas como brotes, las semillas germinadas requieren un poco más de trabajo que las preparaciones anteriores (aunque también está la opción de comprarlas listas para consumir), porque, como su nombre lo adelanta, hay que activar el germen de la semilla para que crezca una planta a partir de ella. “Los germinados son considerados los alimentos más completos del mundo vegetal, dado su alto contenido en nutrientes esenciales como enzimas, oligoelementos, aminoácidos, minerales y vitaminas”, apunta el doctor Soleil en su libro Brotes y Germinados Caseros. “Para germinarlas, se deben evitar las semillas partidas o muy procesadas que pueden estar irradiadas y tratadas con sustancias químicas.
Es conveniente optar por las de cultivo biológico. Se pueden germinar fácilmente semillas de alfalfa, soja, trigo, fenogreco, lenteja, garbanzo, girasol, cebada, maíz, guisantes, calabaza y sésamo, entre otras”, cuenta Miguel Ángel Cárdenas. Para realizar este proceso en casa se debe contar con tres factores fundamentales: calor, oscuridad y humedad; esta última es la condición básica que propicia la germinación. Un método práctico para hacer cultivos de germinación en casa es poner las semillas sobre una base húmeda (puede ser una toalla absorbente) o un recipiente con un poco de agua, y dejarlas así durante el tiempo que demora la germinación.
Las semillas más pequeñas germinan antes que las más grandes, pero cada especie tiene su propio ciclo, y es importante averiguarlo antes de realizar el proceso. Para evitar que le llegue demasiada luz se puede dejar dentro del horno (apagado). Otros métodos más elaborados requieren bandejas de cultivo o semilleros de germinación. Se recomienda consumir los brotes crudos para mantener intactos sus nutrientes. Los más comunes son berro, alfalfa, arvejas y lentejas, aunque la mayoría de las semillas pueden ser germinadas.
Fuente: María Paz Maldonado, para revistamujer.cl