¡Cuidado con el abuso! Incluso el tiempo que nos exponemos a los rayos ultravioleta pueden causar severos daños a la piel como la prematura apariencia de arrugas.
El envejecimiento es un proceso fisiológico que presentamos todos los seres humanos, que inicia desde el nacimiento y como consecuencia del tiempo vamos presentando una serie de modificaciones, que junto con el fotodaño, generan o estimulan la formación de arrugas, manchas y neoformaciones benignas y malignas en la piel. Podemos dividirlo en envejecimiento intrínseco, que es aquel en el cual el cambio es inevitable y se le atribuye al paso del tiempo y el envejecimiento extrínseco, el cual es debido a la exposición de aquellos factores que pueden ser evitables, como lo son: las radiaciones solares, el viento, medicamentos, mala alimentación, tabaco, estilo de vida, entre otros.
En el fotoenvejecimiento cutáneo, la piel sufre una serie de cambios, tanto en su estructura, apariencia y funcionamiento, debido a la exposición continua, crónica y prolongada a los rayos ultravioleta y rayos solares. La severidad del daño varía mucho y depende principalmente del tipo de piel y la intensidad de la exposición a la luz solar.
En este proceso, ocurren cambios moleculares y estructurales de la piel, tales como: inflamación, disminución en la síntesis de colágeno, engrosamiento o proliferación de la epidermis (capa más superficial de la piel), y oxidación de proteínas. Todo esto se traduce en: piel seca, delgada o atrófica, arrugas, discromias (manchas blancas u oscuras), telangiectasias (vasos sanguíneos evidentes), lesiones benignas como: queratosis seborreicas (elevaciones escamosas color café claro a oscuro), léntigos solares (manchas cafés), hiperplasias sebáceas (lesiones amarillentas elevadas con depresión central), lesiones premalignas, tales como queratosis actínicas (placas rojas con escama en la superficie), o tumores malignos como carcinomas basocelulares, carcinomas espinocelulares o melanoma.
Lo importante es prevenir o disminuir la aparición de estos cambios y lo podemos lograr con aplicación de filtros o pantallas solares, que evitan el efecto perjudicial de los rayos ultravioleta que se deben de aplicar todos los días en la mañana, con reaplicación posterior cada tres o cuatro horas y los podemos encontrar en diferentes presentaciones como son geles, spray, emulsiones y cremas, todas para cada tipo de piel. El factor de protección solar (SPF) mínimo recomendable es de 30.
Ante la presencia de cualquiera de estos cambios en la piel, lo recomendable es consultar con su dermatólogo, para recibir la orientación y tratamiento adecuado.
Dr. Carlos Vicente Osegueda Villegas
Dermatólogo y Cirujano de Piel
Clínicas de la Piel, 29 Ave. Nte. Núm. 1152, entre Calle Gabriela Mistral y 21 Calle Poniente. San Salvador.
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