Mediante la investigación científica se descubrió que la estructura de la beta-amiloide tiene un parecido a los péptidos antimicrobianos, que son parte del sistema inmunológico del cuerpo.
La proteína beta-amiloide que está vinculada con la enfermedad del alzhéimer, contiene propiedades que actúan como un antibiótico y a la vez ayuda en el combate de infecciones, así lo demuestra un estudio publicado esta semana realizado por Rob Moir, de la Universidad de Harvard.
"Históricamente la beta-amiloide ha sido vista como basura, como algo indeseado" y su atención "no se centraba en saber cuál era su función o si ésta era normal", dijo Gawain McColl autor del estudio y miembro del Instituto Florey de Neurociencia y Salud Mental de Australia.
Moir y sus colegas, entre ellos McColl, realizaron experimentos con ratones y gusanos redondos (nematodos), genéticamente modificados para producir grandes cantidades de beta-amiloide, a los que inyectaron bacterias para analizar si esta proteína podía proteger al cuerpo contra las infecciones.
Los científicos comprobaron que estos animales transgénicos no enfermaban a consecuencia de estas infecciones y además descubrieron que esta proteína se formaba en las áreas en las que estaban presentes las bacterias.
"La inferencia fue que la beta-amiloide es parte de nuestra respuesta inmune innata", dijo McColl. Agregó que si este es el caso se podría cambiar potencialmente el foco de las terapias.
El científico apuntó que una respuesta inmunológica inapropiada podría desencadenar una acumulación de beta-amiloides, que es exactamente el proceso implicado en la pérdida de neuronas en la enfermedad del Alzhéimer.
Los investigadores creen que el descubrimiento puede contribuir a identificar los factores detrás de la acumulación de las beta-amiloides y el diagnóstico temprano del alzhéimer.