Marcela Moreno

Para las personas con discapacidad es frecuente enfrentarse a diario a la infraestructura, sistema educativo y laboral de El Salvador que no están diseñados para sus necesidades.

El transporte público carece de rampas, al igual que los edificios que tampoco poseen pasamanos. En cualquier establecimiento de comida, ropa, o cualquier otro servicio no hay intérpretes para las personas sordas. Y los libros, folletos y recursos didácticos en Braille son escasos, en fin, la lista es larga.

Sin embargo, estas barreras que son visibles para todos, se evidencian aún más en período de elecciones. Quienes pudieran exigir cambios no emiten el sufragio por desconocimiento o violación a sus derechos.

En tiempos de elección, en los centros de votación la historia no es diferente. Las barreras de la comunicación y de accesibilidad siempre se hacen presentes.

Poco a poco, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) ha implementado medidas para que los centros de votación y los procesos de ejercer el sufragio sean accesibles para las personas con discapacidad.

Entre estos está la creación de rampas, la contratación de personas con discapacidad visual, auditiva y física responsables de capacitar a la población con discapacidad para que conocieran cómo ejercer su derecho al voto.

También, dar a las Juntas Receptoras de Votos (JRV) sobres tiflológicos que son materiales diseñados y adaptados en sistema Braille. Hay que recalcar que estos mecanismos no siempre son cumplidos a cabalidad en todos los centros de votación.

Es importante que las personas con discapacidad y sus familias conozcan sus derechos para exigirlos como cualquier otro ser humano, desde promover los mecanismos más básicos para ejercer el voto como tener su DUI válido hasta como conocer las garantías que el Estado debe proporcionarle, explica la coordinadora de los Programas de Inclusión de Teletón, Diana Amaya.

Por otro lado, una de las limitaciones a las que se enfrentan las personas con discapacidad es la falta de apoyo por parte de sus familiares. Hay personas adultas que nunca han sacado su DUI, porque su familia no los ve como una persona con los mismos derechos de los demás, explica Amaya.

Tolerancia

Por esto, se busca que la sociedad sea más receptiva y tolerante. Por ejemplo, es posible que alguna persona en sillas de ruedas sea su movilización más lenta. Que alguien con discapacidad intelectual requiera más tiempo para comprender las indicaciones. Asimismo con las personas de baja visión se le debe indicar dónde firmar. El objetivo es que las personas tengan la oportunidad de sentirse seguras, incluidas y parte del proceso. Que las personas con discapacidad participen en la vida pública y política como lo hacen los demás.