La fobia al sexo también se conoce como erotofobia, y es un trastorno complejo con una gran variedad de síntomas. Se usa este término cuando la persona experimenta una ansiedad extrema y limitante ante las relaciones. A pesar de lo que se difunde en películas y series, el origen del problema no tiene por qué ser traumático. La mayoría de quienes lo padecen lo ha ido desarrollando paulatinamente, sin un episodio definitivo desencadenante.
En un primer momento, casi siempre en la adolescencia, el afectado ha vivido situaciones desagradables –experiencias negativas, educación rígida y puritana…– que lo llevan a asociar el sexo con ciertas sensaciones como el asco o la ansiedad. Después, se acostumbra a inhibir su vida íntima y eso le hace ir adquiriendo cada vez más temor al tema. Este problema es mucho más común de lo que creemos. De hecho, expertos como la doctora Helen Kaplan opinan que muchas de las personas que creen tener falta de deseo erótico, en realidad, han desarrollado fobia al sexo. Un libro que puede echar una mano para comprender este trastorno es Deseo, de Sylvia de Béjar.
Como ya hemos comentado, los síntomas o el tipo de ansiedad que experimentas las personas con fobia al sexo son muy variados, y se pueden distinguir algunos tipos concretos como la gimnofobia o miedo a la desnudez, la genofobia (miedo a las relaciones con coito), la filemafobia (miedo a los besos), hafefobia (miedo a ser tocado), miedo a la intimidad, miedo a la vulnerabilidad, falofobia (miedo al pene), ginefobia (miedo a la mujer), etc.
La importancia de acudir al especialista
La vida sexual es una parte muy importante que repercute en nuestra salud física y mental, además de una dimensión esencial de la vida en pareja. Por eso, al igual que sucede con otros trastornos, es muy importante acudir al especialista para buscar el origen de este miedo irracional y ayudar a quien padece fobia al sexo a superar con éxito el problema.