Mejor solo que mal acompañado. Incluso podemos ir más allá de esta frase hecha.
La buena soledad es la que nos aleja de las malas compañías. Aprender a usar el tiempo que pasamos nosotros solos, en lugar de querer escapar de la soledad a toda costa, es una habilidad tan importante como saber relacionarnos con los demás.
De todas las situaciones que nos generan miedo e inquietud, la de sentirnos solos es, sin duda, una de las más temidas. En todos los rincones del planeta, las encuestas muestran una correlación entre la felicidad personal y la sensación de estar rodeado de familiares y amigos. “Sentirme escuchado”, “reunirme con mis amigos” o “estar con gente alegre” son las afirmaciones más repetidas.
Sin embargo, eso nos puede llevar a confusiones, como pensar que estar rodeados de mucha gente constituye la garantía de nuestra felicidad. No nos engañemos, eso depende sobre todo de quiénes son acompañan, de los perfiles de las personas que llenan nuestro entorno y de cuáles son sus aportaciones positivas a nuestro crecimiento vital.
En un momento determinado de la vida algunas personas se dan cuenta que su círculo más cercano les aporta poco, que han descubierto que lo que tienen en común con ellos es escaso o ven que esas relaciones están vacías de sentido.
Es justamente en estas circunstancias donde la soledad adquiere una valor esencial: nos protege de las malas elecciones en las relaciones que establecemos. Por esta razón, el aprendizaje de la gestión de la soledad es de vital importancia para nuestra búsqueda del bienestar.
Aprender a hacer uso del tiempo en soledad, en lugar de escapar de ella, es una habilidad tan primodial como organizarse eficientemente o tener rutinas saludables.
4 CONSEJOS PARA DISFRUTAR ESTANDO SOLO
1. EVALÚA TUS RELACIONES
Revisa tu lista de amigos y familiares, y analiza lo que te aportan. En ocasiones, algunas se limitan, por ejemplo, a criticar a otros a sus espaldas. Esta práctica extingue la luz de nuestro corazón, deteriorando la salud de nuestras interacciones.
2. CONOCE A GENTE NUEVA
Las actividades por las que tienes simpatía, o verdadera devoción, y tus aficiones son un buen espacio donde focalizar tus energías. Encontrar personas con las que sintamos sintonía y conexión requiere a veces de una buena dosis de voluntad.
3. REFLEXIONA E IDENTIFICA TUS DESEOS
Tus objetivos vitales, asignaturas pendientes... Ten muy presente todo aquello que siempre quisiste hacer pero te exigía un tiempo de sosiego en solitario que facilitara tu dedicación y concentración.
4. PIENSA EN PEQUEÑO
Se trata de aprovechar cualquier momento para aumentar nuestras habilidades culinarias aprendiendo nuevas recetas; leer aquel libro de meditación pendiente y ponerlo en práctica; buscar un documental sobre aquel acontecimiento histórico que tanta curiosidad nos despierta...