
La leche industrializada llega a los hogares con un porcentaje altamente inferior de grasa, lo que equivale a una menor capacidad del organismo para absorber las vitaminas A y D que este alimento posee. “En el caso de subproductos tales como el yogurt descremado, que es 0% libre de grasas, se le agregan espesantes y gelatinizantes y desaparecen las vitaminas A y D que, si bien pueden suplementarse, de igual modo el cuerpo no los absorberá debido a la falta de grasa del producto”.
Además, los yogures contienen colorantes, saborizantes y edulcorantes pero carecen de nutrientes naturales, salvo proteínas que, igualmente, son acidificantes e inflamatorias. Otra de las virtudes que se promocionan de los lácteos es su riqueza en calcio, lo cual es real. No obstante, sería una excelente fuente de calcio si no estuviera unida al fósforo: esta unión es muy fuerte y no permite que el calcio pueda ser captado por el organismo.
¿Cómo suplantarlos?
La Dra. Albertinazzi propone reemplazar la leche por jugos vegetales de avena, quinoa o almendras: “En estos alimentos, el calcio está unido al magnesio, por lo cual se libera fácilmente y se absorbe en cantidad suficiente, si bien cada persona tiene sus propios niveles de tolerancia a los distintos alimentos”. Y añade una sana receta para preparar jugo de avena: “Colocar una cucharada sopera de avena molida en una taza de agua caliente durante 15 minutos. Luego, licuar y colar con un colador de tela. Puede usarse para sustituir a la leche en flanes, cremas, licuados o salsas.”
Por otra parte, María Calzada, Biochef y docente de cocina orgánica, señala una serie de comestibles que también atentan contra la salud de la población en general.
Fuente: Dra. Elba Albertinazzi, Presidenta de la Asociación Argentina de Médicos Naturistas, para revistasaludalternativa.com