La mitad de la población siria, incluyendo a los 2,600,000 refugiados, se encuentra en una situación alimentaria crítica y sufre de malnutrición como consecuencia del conflicto, informó la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
En un encuentro con periodistas en El Cairo al que asistió Efe, la FAO presentó un informe que destaca que 6,300,000 personas sobreviven a esas condiciones dentro de Siria, lo que "supone un aumento del 50 por ciento con respecto a junio de 2013".
Esta situación ha sido provocada por las estragos por los que pasan los sectores agrícola y ganadero en el país desde que se inició el conflicto, en marzo de 2011.
La cosecha de trigo de 2013 cayó un 40 por ciento en un año, lo que, junto a una limitada capacidad de importación, "hace al país incapaz de satisfacer su demanda de consumo", señala el informe.
El documento añade que se ha perdido un cuarto del ganado vacuno del país y un tercio del ovino, mientras que la producción de aves ha descendido un 50 por ciento.
Además, las familias sirias han visto cómo han incrementado los precios y se ha reducido considerablemente su poder de compra, marcado también por "una situación de que afecta al 60 por ciento de la población -el doble que en 2010-, y de extrema pobreza, que alcanza a la tercera parte de sus habitantes".
Todo ello se agrava por el incesante aumento del desempleo, que ha pasado de una media del 8 por ciento entre 2005 y 2012 al 49 por ciento a mediados de 2013, agrega el informe.
La importante caída de la producción agrícola en Siria repercute de manera inevitable en los países de su entorno, como Líbano, Turquía, Jordania, Irak y Egipto, que han tenido que buscar otros proveedores, "incrementando su exposición a las sacudidas en la oferta y precios mundiales y regionales".
El informe subraya que entre 2011 y 2012 el valor monetario de los alimentos se incrementó en la región "entre un 5 y un 10 por ciento, y entre un 15 y un 30 por ciento en productos como carne, lácteos, huevos y azúcar".
Las malas condiciones veterinarias, sanitarias y fitosanitarias han aumentado el movimiento incontrolado de ganado no vacunado y sin tratar, además de semillas y materiales de siembra, hacia Irak, Jordania y Líbano, que también han visto afectada la calidad de sus tierras y su agua.
Con el objetivo de paliar esta inseguridad alimentaria en Siria y sus países vecinos, la FAO ha puesto en marcha un programa basado en "fortalecer la resistencia de los sistemas de ganado para absorber, recuperarse y adaptarse de manera sostenible a los impactos de la crisis siria".
Para ello, este plan trabaja en el control de pestes y enfermedades animales y vegetales, la gestión de información y desarrollo de políticas entre los diferentes actores, el aumento de ingresos y empleo, la seguridad alimentaria, la mejora de la tecnología agrícola y el empoderamiento de la población local. EFE